El Deportivo sigue siendo colista de Segunda y queda mucho por remar, pero el triunfo con el Tenerife avivó la mecha de equipo y afición, que se fueron más felices de vacaciones.
Una victoria que se decidió en el último suspiro de un partido en el que los coruñeses dieron síntomas de una mejoría cimentada en varias claves.
Dueños del balón
En los últimos choques era habitual ver a los blanquiazules llevando la iniciativa del encuentro, un dominio que se evaporaba ya en los minutos para inclinar la balanza claramente hacia su rival.
No ocurrió así en esta ocasión, en la que los coruñeses durante toda la primera parte fueron dueños de la posesión y de las ocasiones, controlando el ritmo de un partido marcado por el estado del césped, y gozando de numerosas ocasiones de marcar.
El lunar fue el bajón de la segunda parte, condicionado por la acumulación de minutos en las piernas de jugadores que habían competido en Copa y el miedo a perder.
Capeando el temporal
Llovía mucho el viernes en Riazor, pero el Deportivo también tenía que capear el temporal en el campo. Se sobreponía a la pena máxima fallada por Aketxe en el minuto 13 de partido y también lograba levantarse tras el gol de Santana, que marcaba de penalti, después de un asedio chicharrero en el segundo acto de la contienda.
La revisión precisamente de ese penalti, que pitaba el VAR, hacía que se añadiesen cinco minutos al choque.
Un tiempo providencial, puesto que en el último de ellos era Aketxe el que ejecutaba el córner que Peru convertía en gol de cabeza.
Esfuerzo y pundonor
Los coruñeses tiraron de garra y de fuerza, sobre todo en la primera parte, para meter una marcha más a su juego, ganando mucho de los duelos y las segundas jugadas y afanándose en recuperar el balón.
Un trabajo de presión que iniciaban los delanteros y que maniataba en la primera parte al Tenerife.
Giménez, otra vez
Pero no todo fueron buenas noticias, pues el Deportivo continúa en la UCI, y evidenció que aún sigue enfermo.
Dani Giménez volvió a salvar a los blanquiazules y les ayudó a mantener intactas las opciones de poder conseguir, al menos, un punto. El portero frustró sendas ocasiones de Elliot y de Malbasic y el larguero evitó el tanto de Dani Goméz. Tampoco fue positivo el paso atrás del equipo tras el descanso, que se dedicó durante muchos minutos a achicar balones de su área.