Hasta el rabo, todo es toro. Hasta que el árbitro pita, hay partido. El Silva creyó en la remontada y la consiguió en el último minuto. El Fabril dio muchas facilidades: primero con una incomprensible expulsión en el último minuto de la primera parte y con el marcador a favor y luego recibiendo un gol en inferioridad numérica en un contraataque en el 93.
Luisito volvió a apostar por Jorge Valín como central. No tenía dos jugadores específicos para esa posición y, como contra el Estradense en el anterior partido fuera, el lateral derecho que debutó con el primer equipo esta temporada, formó pareja con Parga. Eimil, asistente en el primer gol, actuó en el lateral derecho y Martí Vilá en el izquierdo. El sistema, aunque con matices –como la movilidad de Villares abandonando la banda izquierda y la de Mario Losada, alternando punta de ataque con el carril zurdo–, fue el ya habitual 1-4-4-2, con Kanouté y Gandoy en el doble pivote, Iago Novo pegado a la banda derecha y Pedro Martelo como referencia más avanzada.
El Silva no tenía motivos para hacer cambios. Bardanca repitió la convocatoria de la jornada anterior (0-1 al Bergantiños en As Eiroas) y calcó tanto el once inicial como el esquema táctico. Las circunstancias del partido obligaron a ambos entrenadores a reestructurar a sus respectivos equipos en el descanso y, con las sustituciones, el Silva salió ganando mucho más que el Fabril.
Primera parte
En la primera parte, tres aspectos a destacar: el sorprendente comportamiento de Espasandín Cores, un árbitro de lo más calmado, para enseñar tarjetas amarillas a diestro y siniestro desde el minuto 4; el gol de delantero centro puro de Mario Losada en el 12 lanzándose con todo en el área pequeña tras un centro de volea de Víctor Eimil desde la derecha; y la expulsión por doble amarilla de Kanouté en la última acción del primer acto.
El descanso dio para mucho, tanto por el marcador –favorable al Fabril por la mínima–como por la diferencia numérica –el Silva jugaría con un futbolista más todo el segundo tiempo si mantenía a los once (dos de los centrales y los dos carrileros habían visto la amarilla en la primera mitad)–.
Bardanca no esperó para mover ficha y, en el inicio del segundo período, el Silva presentó tres novedades: la entrada de Joni, la de Joao y una modificación de esquema. El míster del cuadro coruñés deshizo el 1-5-3-2 para convertirlo en un 1-4-4-2 (salieron Fiuza y Rojo) con Souto en la derecha, Marcos en la izquierda y Joni y Joao como pareja de puntas.
El Fabril intentó armarse en un 1-4-4-1. Villares formó el doble pivote con Gandoy, más discreto de lo habitual en este inicio de temporada, Losada pasó a jugar en la banda izquierda, Iago Novo se mantuvo en la derecha y Pedro Martelo, que fue el primer en abandonar el campo (Jawed ocupó su lugar en el 60), actuó de punta. La salida del portugués, la única vía de escape para poder jugar directo del filial, hizo que el Depor B perdiese muchas opciones en campo contrario.
El Silva, superior
No es tan preocupante jugar con uno menos en Grela 1 como hacerlo en Abegondo, básicamente por el espacio, pero el Silva no tardó en avisar. La primera gran ocasión fue de Souto, un auténtico incordio para todos los futbolistas del Fabril a los que encaraba y recortaba una y otra vez. Su lanzamiento al exterior de la cruceta silenció la grada.
El partido seguía con 0-1 en el marcador y Luisito sacó al otro delantero que había empezado el partido –Youssouf sustituyó a Losada–. Faltaban quince para el final cuando el guante de Marcos Gómez entró en escena para colocar el balón en el área pequeña –en teoría territorio que debe dominar el portero– y Joao, con el pecho, empujó el balón a la red.
En el 93, cuando parecía que estaba todo el pescado vendido, el Fabril cometió un error imperdonable estando en inferioridad: permitir una contra en la que Joni condujo desde el medio del campo y, en un acto de generosidad, cedió a Marcos cuando ya estaba ante Cobo. 2-1, el árbitro silbó y Bardanca y Luisito se enzarzaron.