Acostumbrados todos los veranos toparnos con alguna sorpresa desagradable –en 2017, publicó una calendario en septiembre, que luego anuló para incluir a un nuevo equipo, con el consiguiente perjuicio para los clubes–, la Federación Española ha ido en esta ocasión tres pueblos más allá, con una decisión que tiene a los clubes en pie de guerra.
Unos clubes que se enteraron de la venta de los derechos de TV al llegar el pasado viernes –a una semana justa del inicio de la competición– a la Asamblea General de la FEB, que no ofreció a sus miembros el derecho a un protesta que sí ha llegado en los últimos días.
La venta, según la FEB, se cerró en 200.000 euros (una minucia), de los que el organismo se queda un cuarto. El reparto de los otras tres partes arroja un saldo de poco más de 8.300 euros por club (una minucia mayor).
Pérdidas inevitables
Además, la FEB cierra FEBTV, y LaLiga, que ofrecerá dos partidos –de nueve– cada jornada, establece dos exigencias. La primera, impide que los clubes den sus partidos en directo por sus viejas vías –en el caso del Basquet Coruña, su canal de YouTube–. La segunda, que las canchas ‘televisadas’ luzcan paneles publicitarios de LED. Los que no lo tengan, deberán alquilarlos, a un precio aproximado de 2.500 euros; hagan cuentas sobre un equipo que no los tiene y le televisan más de tres encuentros...
El cierre del canal de televisión de la web de la FEB tiene otras consecuencias negativas. Los anunciantes que se habían firmado con los clubes para salir en TV durante toda la temporada podrían –lo harán, seguro– echarse atrás, con la consiguiente pérdida económica para unos clubes condenados a hacer malabares con los presupuestos.
Por último, los partidos restransmitidos por LaLiga en viernes serán a las ya habituales 21.00 horas, pero también a las 19.00, un horario que, tratándose de un día laborable, repercutirá negativamente en la asistencia a los pabellones.
La edad dorada de la selección española masculina, principal fuente de alimentación de las arcas federativas, está tocando a su fin, y Garbajosa y su séquito no han encontrado mejor/peor manera de paliarlo que esquilmando, una vez más, a los que forman la Federación. Una puñalada trapera con visos de resultar letal para la segunda categoría del segundo deporte nacional.