El Deportivo de Fernando Vázquez no es un equipo virtuoso, pero sí resultadista. El técnico reconoce que le gustaría ofrecer otra imagen en el césped, pero también tiene claro que la prioridad en la competición es ganar, por encima del juego desplegado. Y eso lo ha hecho bastante el conjunto deportivista en esta segunda etapa con el de Castrofeito al frente del banquillo blanquiazul.
Ante el Coruxo, dirigió su vigésimo quinto encuentro de Liga con el Deportivo desde que se hizo cargo de la plantilla en la recta final de la temporada pasada.
Llegó en Navidad para reflotar al equipo herculino en Segunda División y lo consiguió a base de victorias cuando parecía imposible, pero se le atragantó el final y también el expediente. El Deportivo fue el mejor equipo, junto al Tenerife, de la segunda vuelta en Segunda División, pero no le sirvió para salvarse. Por un punto, acabó en Segunda B.
Fueron 21 partidos, todos los de la segunda vuelta, al frente del Deportivo en la categoría de plata y el balance se quedó en diez triunfos, seis empates y cinco derrotas.
No pudo empezar mejor su etapa, con seis victorias seguidas en un equipo que solo había logrado dos en toda la primera vuelta, una con cada entrenador que había tenido, primero (en la jornada inaugural) Juan Antonio Albacete Anquela, que lleva un par de encuentros en el Alcorcón, y, posteriormente, otra con Luis César Sampedro (su último partido en el Deportivo).
Después, firmó una serie de siete partidos sin ganar, aunque con solo dos derrotas, una con el Zaragoza, el primero que consiguió superarle, y otra, dolorosa, en el campo del Almería (4-0). Fue justo antes del parón del campeonato por el coronavirus y dejó al Deportivo en las posiciones de descenso en las semanas en que no hubo fútbol.
En el regreso, aún en esa serie de partidos sin ganar, el Deportivo igualó con el Sporting, el Oviedo y el Rayo Vallevano antes de imponerse, consecutivamente, al Elche y la Ponferradina, empatar en Tenerife, en el último partido en que Vázquez pudo sentarse en el banquillo (fue expulsado y empezó a enlazar sanciones), y superar al Huesca. Ahí se veía el Deportivo salvado, incluso parecía que la temporada se le quedaba corta porque los puestos de promoción de ascenso no estaban demasiado lejos, pero todo se torció pese a la advertencia del míster.
El conjunto coruñés perdió de forma seguida con el Málaga, el Extremadura y el Mirandés. En Miranda de Ebro dejó de depender de sí mismo para salvarse. Y de la última jornada, mejor ni recordarla. El Deportivo acabó ganando el paripé con el Fuenlabrada. El equipo salió del fútbol profesional y esta temporada, en Segunda B, Vázquez ha conseguido, con poco juego, ganar al Salamanca, el Unionistas y el Coruxo. Solo el Compostela, en la segunda jornada, le birló puntos con un empate sin goles. Si nadie hubiera visto la propuesta en el césped, si solo se dejase llevar la gente por los resultados, el inicio de campaña habría sido digno de elogio con diez puntos de doce posibles y solo un gol en contra.
Mientras el técnico pide tiempo y paciencia con insistencia, el equipo avanza. Y si al balance actual se suma el de la temporada pasada, la conclusión es que Vázquez ha traducido a victorias más del 50 por cien de los encuentros (13 de 25).
Si, además se tienen en cuenta los partidos en los que ha puntuado (victoria o empate), el Deportivo ha sumado en 20 de los 25 partidos con el de Castrofeito (80 por cien).