El derbi coruñés de balonmano entre el OAR y el Xiria estuvo marcado, desde el principio, por la emoción, la tensión y la intensidad.
Antes de que se iniciase el encuentro, hubo un pequeño homenaje a Alberto Beade Dopazo, jugador y entrenador del OAR que falleció recientemente.
Tras la dedicatoria, el conjunto local salió aún más motivado, si es que era posible, a un partido que estaba marcado en el calendario de ambos conjuntos.
El comienzo estuvo marcado por las férreas defensas. Las primera posesión de cada uno no acabaron en gol a pesar de las situaciones inmejorables. Los herculinos abrieron la lata tras anotar un lanzamiento de siete metros.
No obstante, el cuadro de Carballo reaccionó y consiguió ponerse por delante en el marcador gracias a su buena defensa y a jugadas ejecutadas a la perfección.
Con todo, no había ningún dominador claro del derbi. Ambos equipos estaban mostrando su calidad defensiva, lo que ocasionó las primeras exclusiones del encuentro –una para el OAR y dos para el Xiria– para evitar que su contrincante obtuviese tiros claros y pudiese despegarse en el luminoso, llegando al descanso con el marcador de 8-11, a favor de los visitantes.
La debacle
A la vuelta de los vestuarios, los presentes esperaban ansiosos que se reanudase el espectáculo tan competido. Sin embargo, los locales salieron dormidos, su rival no lo desaprovechó y consiguió ponerse seis tantos por encima, algo inédito hasta el momento.
Pablo Aguirregabiria, entrenador de los herculinos, solicitó un tiempo muerto para motivar a los suyos, pero no funcionó.
Volvieron a salir dormidos pero los de Carballo no consiguieron alejarse mucho más gracias a la actuación de Alejandro Naya.
No obstante, poco antes de llegar al ecuador del segundo tiempo, los árbitros cobraron cierto protagonismo pues pitaron varias exclusiones a los integrantes del OAR, llegando a estar solamente tres jugadores de campo más el portero en la pista.
Esto provocó la indignación en el banquillo local, porque decían que una exclusión había sido un error y ocasionó que Jacobo Novoa fuese expulsado con roja directa.
El Xiria no se dejó llevar por todo lo que estaba aconteciendo y sacó ventaja de la situación, colocándose diez goles por encima. Mientras que sus rivales, que no anotaban, seguían dándole vueltas a la situación.
Cuándo se recuperó la igualdad numérica, la desventaja era casi imposible de remontar, pero los jugadores herculinos, lo intentaron por todos los medios, aunque no lo consiguieron. Finalmente perderían por trece tantos.
