La inercia triunfal herculina
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17º-23º

La inercia triunfal herculina

La inercia triunfal herculina
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El Abanca Riazor fue testigo este sábado del choque entre dos rachas contrarias. Por una parte el Deportivo, que sumaba cinco jornadas seguidas sumando de tres en tres, y en el lado opuesto del cuadrilátero la UD Las Palmas, que llegaba dispuesta a cortar el mismo número de partidos sin ganar.

La dinámica blanquiazul es tan positiva que todo les sale a los de Fernando Vázquez, aunque la fortuna, que ha aparecido y siempre es necesaria, no le quita ni un ápice de mérito a lo que está consiguiendo un equipo al que ya todos daban por muerto.

Duelo en la pizarra
Un trabajo de todo el plantel y del cuerpo técnico, que planteó una defensa de cinco, pero que no dudó en cambiar a línea de cuatro, con Montero en el lateral zurdo, buscando tapar cualquier espacio que pudiese aprovechar el cuadro canario. Y es que los isleños, con una posesión superior al 60%, se cansaron de mover el balón, buscando el hueco para acechar a los dominios de Dani Giménez. 

Mientras, el Depor, sin casi tener la pelota, aprovechaba cada vez que recuperaba el balón para intentar salir a la contra aprovechando la velocidad de hombres como Aketxe o Mollejo, el sábado incomensurable. De ese ímpetu, con la ayuda de Sabin Merino, presionando a Curbelo en la salida de balón, llegaba la mano involuntaria del isleño.

Tras esa falta, que nacía en las botas de Aketxe llegaba el tanto del ariete vasco, el cuarto seguido en su cuenta anotadora para delirio del estadio, después de que el balón se colase entre las piernas de Valles.

Mientras, en el área de Dani Giménez, Rubén Castro resbalaba cuando estaba a punto de disparar un balón, solo ante el arquero blanquiazul, tras un fallo de marcaje de la zaga.

La sonrisa era para los coruñeses, que no la perdían pese al infortunio del gol en propia de Michele Somma. No hace mucho tiempo, los herculinos se habrían venido abajo tras ver como les empataban, pero este Deportivo es otro. Cree en sí mismo y con esa fe siguió intentándolo, a pesar de que habían fallado dos ocasiones muy claras, tanto de Sabin Merino como de Gaku Shibasaki.

Mollejo y Eneko
Y en ese afán de intentarlo hasta el final llegaba el definitivo 2-1, tras un esprint de Mollejo, que rebañaba el balón lo justo para centrar al área sobre la línea de fondo. Mientras el esférico volaba, De la Bella resbalaba y, libre de marca, Bóveda lo cabeceaba y hacía el segundo.

18 puntos de 18 posibles y una inercia triunfal de los blanquiazules, que empiezan a dejar atrás el descenso.

La inercia triunfal herculina

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