Muy pocos han sido los supervivientes al naufragio del ‘titanic’ deportivista. Con independencia de si el club herculino concluye la temporada en Segunda División —haciendo justicia— o en Segunda B, la temporada 19-20 ha sido una auténtica pesadilla para el entorno del club de la Plaza de Pontevedra.

En un curso de rendimiento colectivo tan pobre siempre resulta complicado revalorizarse a nivel individual pero a pesar de este hándicap varios futbolistas han sido capaces de sobreponerse a la adversidad y acaparar elogios.

El primero de ellos, por su irrupción meteórica desde la cantera de Abegondo, ha sido el jovencísimo central Mujaid Sadick.

Avalado por su condición de internacional en categorías inferiores y ya habiendo debutado en Primera División, logró labrarse un nombre ya en el fútbol profesional estatal.

Aunque comenzó la campaña en las filas del Deportivo B, muy pronto las lesiones de varios compañeros como Somma le allanaron el camino a la titularidad con el primer equipo.

Su estreno fue mediocre ante el Rayo Vallecano en Vallecas, en una derrota (3-1) en la que no estuvo fino; pese a todo dejó algún destello aislado como una chilena ‘a lo Diego Carlos’ que a punto estuvo de convertirse en un gol antológico.

Desde su entrada en el equipo resultó insustituible, hasta el punto de que llegó a acumular 28 partidos de Liga, con un total de 2.339 minutos de juego.

En la medular blanquiazul dos futbolistas se han salvado de la quema; habitualmente ubicado en el costado izquierdo —incluso como lateral—, Víctor Mollejo sorprendió por su desparpajo juvenil.

Presente en 36 de los 42 choques de la Liga, finalizó como el segundo máximo anotador del equipo, con 6 dianas. El próximo año actuará con toda seguridad en Primera, ya sea en el Getafe o en el propio Atlético, su propietario.

Otro de los medios que han crecido de modo exponencial ha sido el mediapunta vasco Ager Aketxe, ‘pichichi’ herculino con 7 conversiones.

El cañón de su pierna izquierda dio muchos puntos al conjunto coruñés, erigiéndose como un consumado especialista en el balón parado.

El último en aportar brillo a las tinieblas blanquiazules fue el delantero centro vasco Sabin Merino; sin oportunidades en el Leganés de Primera, optó por relanzar su carrera en el Depor desde el mes de enero. Estallido emocional de un hombre que marcó en sus cuatro primeras apariciones con los coruñeses. Volverá al ‘Lega’ o se quedará en Riazor.