El Real Madrid sufrió encarrilar la semifinal con el segundo triunfo ante un Gran Canaria muy mejorado respecto al primer partido y que llegó con vida hasta el último cuarto.
Los visitantes exigieron lo máximo durante 30 minutos al campeón de Europa, que resolvió a base de juego colectivo y acierto desde el triple.
Los intercambios de golpes se sucedieron y propiciaron alternativas en el marcador durante todo el primer cuarto, cerrado con 19-21. Los locales dieron pronto la vuelta a la situación a base de velocidad, aunque la aparición de Erikson, que anotó 10 puntos en el segundo acto, permitieron el despegue visitante (33-41).
Llegó entonces la reacción blanca. Los hombres de Pablo Laso respondieron desde el perímetro con las mismas armas, y dos triples de Llull, otros dos de Doncic y un quinto de Carroll les permitieron llegar al descanso dos arriba (52-50).
La igualdad se mantuvo en la reanudación. Con el paso de los minutos, las defensas se fueron imponiendo y el Granca recuperó la delantera en el marcador gracias un Balvin dominante bajo aros (58-63).
El Real Madrid se atascó en ataque y Pablo Laso volvió a recurrir a Doncic y Tavares para intentar acabar con la resistencia canaria y cambiar el signo del partido, aunque fue Llull, con siete puntos consecutivos, el encargado de apretar el marcador al final de un tercer cuarto que empató Rudy Fernández con una bandeja sobre la bocina (70-70).
Tres triples, de Thompkins, Doncic y Causeur, en los primeros dos minutos y medio del último acto rompieron el partido y lanzaron al campeón de la Euroliga a por el 2-0.
Los blancos mordían en defensa y se mostraban letales en cada acometida. Con un parcial de salida de 11-2, Luis Casimiro se vio obligado a parar el partido al verse contra las cuerdas (81-72).
El Gran Canaria resistió como pudo, pero el Madrid ya estaba lanzado a por el partido y, con ventajas que rondaron la decena de puntos, no permitió sorpresas de última hora y mañana, ahora en el Gran Canaria Arena, tendrá su primer ‘match-ball’ a favor.