Érase una vez un joven que descubrió la Radio. En aquellos años negros y tristes era algo que te podía animar la vida… De la radio pasó a los medios escritos, pero siempre con elegancia en sus comentarios. Nada hiriente, buscando el entendimiento con críticas constructivas y logró llevarse bien con mucha gente, con los dirigentes deportivos, con los deportistas y, sobre todo, con los compañeros de profesión. Ayudaba a los nuevos periodistas y en general ayudaba a todo aquel que se le acercaba.
Juan Guillín Varela es el personaje que comenzó con los cursos profesionales de Radio Juventud, a principios de los 50, y se ha convertido en el decano de la prensa deportiva manteniéndose todavía en activo con noventa años. Han pasado siete décadas y continúa escribiendo sus comentarios sobre cualquier temática deportiva en este diario. Su contacto con el mundo de la comunicación fue, como decimos, la Radio. Con diecinueve años comenzó a trabajar en Eléctrica Gallega (después sería Fenosa). La Estación-Escuela nº 11 de Radio Juventud fue la puerta de entrada al mundo de la comunicación, una puerta que nunca se cerró…
El propio Juan Guillín rememora sus inicios en el mundo de las ondas.
“Fue un tiempo magnífico y allí descubrí a grandes personas: José Enrique Álvarez del Castillo, Pepín Couceiro, Carlos Cortón, Ananda Español, Mari Carmen Deus, Santiago Vilariño, Venancio Parga, Guima, Manuel Hernández, Carlos Beceiro. Era una escuela auténtica donde hacíamos programas de todo tipo. La pena es que la historia de la Radio en A Coruña todavía está por escribir… Ya existía entonces Radio Coruña y después por Radio Nacional pasaron grandes profesionales”.
Su relato continúa y explica cómo se inició en el periodismo deportivo.
“Después de los cursos, me quedé allí para hacer sobre todo deportes y retransmitir los partidos del Deportivo y del Liceo de hockey. Estuve hasta 1982. ¡Ah, bueno, incluso llegué a retransmitir partidos de fútbol para la Cope de Ferrol”.
En las ondas y el papel
A finales de la década de los años cincuenta se inicia en la prensa escrita.
“Fue con El Ideal Gallego, en 1959. Allí fui de la mano de Manolo Hernández, pero seguía igualmente en Radio Juventud. En el periódico escribía sobre el Deportivo, pero la temática se fue ampliando a otros deportes que no eran el fútbol, haciendo sobre todo reportajes de atletismo, hockey sobre patines, balonmano, baloncesto”.
Guillín, durante veinte años, siguió al Deportivo por todo el territorio nacional.
“El primer encuentro que retransmití fue un Universidad de Oviedo-Depor, en Oviedo, en unas condiciones difíciles y nada cómodas, por cierto con los cables colgados de los árboles. Este encuentro era de Tercera División. Lo que llovió desde aquella”.
Lo de seguir al Deportivo es textual y permanente. En las duras y en las maduras. En la Tercera División o en la Champions League. Incluso su Ana del alma, y madre de sus tres hijos, fue testigo a la fuerza. Anecdótica fue su luna de miel en las Baleares al coincidir con un encuentro del club herculino en otra isla…, pero había que compaginar. Se desplazó a Palma en una travesía tormentosa, pero pudo hacer la crónica del encuentro.
Del Deportivo, a lo largo de este tiempo extenso, llegó a saber todo o casi todo. Vivió ascensos, descensos, jugadores históricos, fichajes, traspasos y las interioridades del club. Sus fuentes eran fidedignas, pero siguen siendo secretas para mucha gente, y es que la reserva de la información ha sido el santo y seña de Juan Guillín. Era su talante como persona creíble.
En su larga trayectoria periodística pudo ver en directo a grandes futbolistas. Cuando se le pregunta cuál ha sido el mejor jugador en la historia del Deportivo afirma que “por Riazor han pasado muchos y buenos jugadores, pero el mejor ha sido sin duda Djalminha. Fue extraordinario. Un artista con el balón”.
Con Djalminha, en el Superdepor, tras llegar del Palmeiras y ser considerado el mejor futbolista brasileño, conquistó los mejores triunfos para el club… hasta llegar el cabezazo que le propinó a Irureta, que provocó su salida al Austria de Viena.
“Tenía una calidad y clase indiscutibles. Por cierto, antes ya había visto en Riazor jugar a su padre Djalma en el famoso partido del Trofeo Teresa Herrera entre el Santos y el Botagoso, también con Pelé”.
Cuando se le cuestiona cuáles han sido el mejor entrenador que se ha sentado en el banquillo del Deportivo y su mejor presidente, no tiene dudas y responde con rapidez.
“Como técnico Arsenio, amigo desde que hicimos la mili juntos. Arsenio Iglesias tenía una gran virtud y era la manera de ganarse a los jugadores. El mejor presidente ha sido Augusto César Lendoiro”.
En Riazor pudo contemplar grandes momentos y uno de ellos “fue el inicio del Trofeo Teresa Herrera, con el partido entre el Athletic y el Sevilla, con la respuesta de la ciudad a un acto benéfico. Los coruñeses se volcaron con el torneo por el fin social que tenía, además de la posibilidad de ver en Riazor a los mejores futbolistas del mundo: Maradona, Cruyff o Alfredo Di Stéfano, uno de los mejores del mundo de todas las épocas, además de ser una persona especial. Alfredo jugó en todas las posiciones menos de portero. Algo único”.
También tiene recuerdos fuera del fútbol de élite.
“Sin duda uno de ellos fueron los Campeonatos Mundiales militares de 1964, un evento que causó un gran impacto en la ciudad de A Coruña. Los mejores atletas del mundo, muchos de ellos olímpicos, pisaron la ceniza de Riazor y entre los que destacaban plusmarquistas españoles que militaban en la sección de atletismo del Deportivo. Por supuesto que tampoco me quiero olvidar del Mundial 82, con la subsede de A Coruña en un grupo formado por las selecciones de Italia, Perú, Camerún y Polonia, aunque la transalpina solamente jugó en Vigo su partidos de la primera fase”.
Coordinador de eventos
Hay otra faceta en la trayectoria de Juan Guillín, que fue la de coordinar y dirigir eventos de todo tipo a lo que le ayudó su formación en protocolo y relaciones públicas en Fenosa.
Así, de la mano de Julián Trincado, entonces consejero-delegado de Fenosa (y que después continuó Jose María Arias), asumió la secretaría y organización del Trofeo Conde de Fenosa de traineras –al que después se unieron los bateles–, junto al presidente de la Federación Gallego de Remo, José Manuel Seijas.
El principal objetivo era ‘levantar’ el remo de banco fijo en nuestra comunidad autónoma. Y se logró, quién lo podría dudar, con ayudas de las empresas del grupo del Banco Pastor. Por cierto, mencionar que este destacado torneo de remo desapareció cuando Gas Natural absorbió Fenosa en el año 2009.
Otro hito en la organización de eventos fue el Mundialito de la Emigración, conocido como Campeonato Mundial de Fútbol de la Emigración. Con idea, entusiasmo y trabajo del periodista Lázaro Candal, entonces trabajando en 1980 en Caracas, se consiguió dar forma al torneo con selecciones de emigrantes españoles hasta la tercera generación. Procedían de tres continentes y su impacto fue mundial. La primera edición se disputó en Galicia y la final en 1982, en el Estadio de Riazor, con permiso directo de Joao Havelange, presidente de la FIFA, ante la inminencia del Mundial 82 celebrado en nuestro país. Aquella competición sirvió además para un importante tráfico de jugadores al fútbol español.
“Recuerdo el apoyo que tuvimos en esta edición del Instituto Español de Emigración y la disputa de los encuentros en la provincia coruñesa, así como la final que se pudo celebrar en el Estadio de Riazor”.
Ahí estuvo también Juan Guillín, donde ejercía labores de secretario general del torneo, lo que le obligó a desplazarse durante un año por numerosos países.
Pero la vida no se detiene y continúa su paso. Por ello, si volviese a empezar su trayectoria periodística, tiene claro donde le gustaría desarrollarla.
“Sin duda me volcaría en la Radio. Para mí fue el Medio informativo que más me enseñó, sin menospreciar por supuesto a la prensa escrita”.
Ahora es posible que siga la estela periodística un nieto.
“Mi hija Berta hizo Periodismo en la Facultad de Santiago de Compostela. Yo me enteré cuando ya estaba matriculada. Ahora tengo un nieto que ha iniciado en Madrid sus estudios de Comunicación Audiovisual. Yo no he obligado a nadie, pero…”. l