Ayer concluyeron los Campeonatos de España en pista cubierta, que se celebraron en Antequera (Málaga). Galicia consiguió cuatro medallas (un oro, dos platas y un bronce), que podrían haber sido más si hubieran participado la saltadora de triple Ana Peleteiro y la lanzadora de peso Belén Toimil, ambas lesionadas.

Al final cuatro podios y, curiosamente, uno para cada una de las provincias gallegas.

A lo más alto subió la ourensana Leticia Gil, que en salto de longitud llegó hasta los 6,25 metros, que es un nuevo récord gallego. Muy cerca del cajón se situó la viguesa Olaia Becerril, cuarta con 6,10, nueva plusmarca autonómica tanto sub-20 como sub-23.

El coruñés Mauro Triana cumplió en los 200 lisos. Tras batir el sábado en semifinales el récord gallego absoluto (21.28), ayer en la final se colgó la plata con 21.30.

Peor suerte tuvo la también coruñesa Paula Iglesias. La velocista del Riazor fue cuarta con una marca de 54.51, después de haberse proclamado la semana anterior en Salamanca campeona de España sub-23.

El 1.500 también dio alegrías a Galicia. Otra de las principales bazas gallegas de medalla, la canguesa Solange Pereira, acabó segunda con 4:28.41. En la prueba masculina, el lucense Adrián Ben logró el bronce.

Esperanza
En esta última prueba, Jesús Gómez, burgalés de 27 años, devolvió la esperanza al 1.500 español al ganar con gran autoridad la final con un tiempo de 3:41.37 sin conceder la menor opción a Saúl Ordóñez, el único que pudo responder a su ataque largo.

Óscar Husillos, que el año pasado ganó en Valencia el título de 200 con récord de España (20.68) no dejó la menor a Lucas Búa en la final de 400. El palentino tomó en cabeza la calle libre, pasó el 200 en 21.85 y ganó con 46.37, dos metros por delante del toledano, que logró mínima europea con 46.62.

En 800 el murciano Mariano García, que ya era campeón de España sub-23, sometió al gran favorito y defensor del título, Álvaro de Arriba, con un parcial de 52 segundos en el último 400. Su ataque sorprendió muy retrasado al salmantino, que volvió a pagar con la derrota su exceso de confianza.
La final femenina de 800 fue la más lenta desde 1975, al ritmo marcado por la nueva campeona, la investigadora barcelonesa Zoya Naumov: 35.95 el 200; 1:16.73 el 400, 1:51.37 el 600. Ganó con 2:18.49, el peor registro ganador en 44 años. Adriana Cagigas (2:18.95) y Natalia Romero (2:18.99) subieron con ella al podio.

La granadina Laura Bueno, muy superior a sus rivales, se proclamó campeona de 400 por tercera vez. Ganó la calle libre en primer lugar (25.04), aprovechando que Aauri Bokesa tenía que hacer dos curvas cerradas por la calle uno, y terminó venciendo en 53.08.

Al día siguiente de cumplir 34 años, Yunier Pérez, nacido en Cuba, buscaba su primer título español, el de 60 lisos, después de estar un año sin competir por la rotura de tendón de aquiles que sufrió en febrero de 2018 en el mitin de Madrid.

Pero un murciano de 19 años se cruzó en su camino: Sergio López, que ya era campeón sub-23, corrió más que nunca (6.69) para obtener su primera corona absoluta. Yunier, segundo con 6.71, abandonó la pista lesionado, una vez más. El defensor del título, Arian Olmos, quedó fuera por salida falsa (88 milésimas, el límite es 100).

Pablo Torrijos, único español que ha saltado más de 17 metros en triple, lloró de alegría cuando en su segundo turno se alargó hasta los 16,61 una marca que le garantizaba los Europeos de Glasgow. Luego no mejoró. Le acompañaron en el podio Sergio Solanas (16,40) y Ramón Adalia (15,90).
Caridad Jerez, con plaza europea asegurada, encadenó su sexto título nacional de 60  vallas tras dominar la final de punta a cabo.