Portela, el primer ‘machete’ del Depor de los años 80
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Portela, el primer ‘machete’ del Depor de los años 80

Portela, el primer ‘machete’ del Depor de los años 80

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José Manuel Rodríguez Portela (A Coruña, 5-X-1962) será recordado por ser uno de los defensas centrales más expeditivos en la centenaria historia del RC Deportivo.

Siempre consciente de sus limitaciones técnicas, suplía estas carencias con un gran despliegue de garra y entrega. 

En sus dos etapas en el conjunto herculino vivió temporadas de profundos altibajos en el club, luchando tanto por ascensos como por la permanencia en Segunda. Con su constancia y fiabilidad sentó las bases del equipo que ascendería posteriormente en la temporada 90-91 y se granjeó la admiración de una afición que partido tras partido le coreaba que sacase a relucir su ‘machete’. 

La carrera deportiva de Portela nació en un barrio humilde como O Ventorrillo, donde apenas sin percatarse adquirió sus primeras nociones sobre fútbol como la práctica mayoría de los niños en esa época, dando toques a un balón sobre el asfalto.

 

De niño jugaba con la ficha falsificada porque hasta los 11 años no podía hacerlo

 

“De pequeños jugábamos en un equipo de la zona, en el Aguia; por aquel entonces la categoría más baja que había era Infantiles y yo jugaba con la ficha falsificada porque hasta los 11 años no se podía. Empezamos a hacer deporte en la calle, poníamos dos piedras donde está la iglesia del Ventorrillo y cuando pasaba un coche nos apartábamos”, recuerda.

Con el paso de los años el Español le dio la oportunidad de pertenecer a un club con categorías inferiores. “Cuando se creó la denominación de Cadetes me fui y me hicieron ficha allí. Al año siguiente pasé a Juveniles y después estuve con los modestos. Los jugadores más destacados que había eran Bolecho y China y los tres fuimos a probar con el Barcelona. Con el Español de Santa Lucía llegué  incluso a jugar la final de la Copa de La Coruña y el trofeo ‘mini TeresaHerrera’”, añade.

Sus buenas actuaciones con este referente del fútbol-base herculino le brindaron la opción de unirse al Fabril. 

“Se notaba el cambio en el ritmo de los entrenamientos. Con Rodríguez Vaz, que era nuestro técnico, entrenábamos todos los días de la semana a las 16.00 horas”, expresa el exfutbolista blanquiazul, mientras detalla las vicisitudes pasadas antes de ingresar las filas del propio RC Deportivo.

 

Con el Arosa los bajos del autocar iban llenos de tabaco, no era delito entonces

 

“Estuve cedido en el Arosa de Segunda B. Jugábamos contra el Cambados de Sito Miñanco. Como anécdota recuerdo que en el Arosa llevábamos una mochila con la ropa en la parte de arriba del bus porque todos los bajos del autocar iban llenos de tabaco, no era delito entonces”, comenta en tono irónico.

Las lesiones de dos defensas profesionales como el uruguayo Acevedo y Dacosta le abrieron las puertas de Riazor.

 

Me iba a ir al Burgos pero se lesionaron Acevedo y Dacosta; me quedé jugando

 

“Me iba a ir con el Burgos con la carta de libertad pero a una semana de empezar la Liga se lesionó Acevedo, que era internacional; Dacosta también sufrió un percance y solo estaba Maldonado disponible como central. Eusebio Ríos probó conmigo en un amistoso ante el Athletic formando pareja de centrales con Maldonado y el domingo ya debuté en Elche en Liga. Ganamos 0-2 y repitió alineación en casa ante el Bilbao Athletic, volvimos a ganar (1-0) y seguimos jugando los mismos”, precisó.

Lejos del lujo y la ostentación de algunas estrellas de este deporte, Portela protagonizó una vida futbolística más bien austera en A Coruña.

 

En mi primer año ganaba poco, 60.000 pesetas; salíamos de noche mucho


“Por entonces ganaba 60.000 pesetas porque subíamos desde el Fabril y nuestra ficha era baja, era muy poco. Nuestra vida como futbolistas profesionales era muy normal, comíamos en casa, nos íbamos andando para el campo de fútbol, las concentraciones eran mínimas. Era todo mucho más familiar, había muchos futbolistas de la zona. Por eso se decía que se sentía más la camiseta. La verdad es que salíamos de noche mucho, sobre todo si ganabas... (risas)”, dijo.

Sin embargo, la ilusión podía con todos los obstáculos y la falta de medios. 

“En mi debut estaba nervioso pero me ayudó mucho Richard Moar; él era lateral derecho y mi compañero de habitación. Me acuerdo que jugamos en Castellón con 40 grados y nos pusimos los dos muy rojos del calor pero siempre me daba buenos consejos sobre el campo”, matizó.
De modo paulatino, este canterano se fue asentando en la escuadra herculina. 

“Al final de temporada jugué más de 40 partidos, después de Jorge fui el que más encuentros disputé, fue una gran experiencia”, relata.

 

Era un jugador muy sacrificado, limitado; la afición me trataba muy bien

 

Preguntado acerca de sus propias características como futbolista, Portela se sinceró: “Yo era jugador muy sacrificado, limitado técnicamente pero lo compensaba con el físico, tenía mucha resistencia, para ser central era bastante rápido y de cabeza me defendía. Ahora mismo los centrales son todos de 1,90 metros pero antes era algo menos. Yo medía 1,77 y era más bien de estatura media. Tenía un tren inferior fuerte. Entonces el fútbol era mucho más agresivo que ahora, los árbitros también eran más permisivos”, piensa.

Su bravura le hizo acreedor al afecto de la parroquia de Riazor. “La afición me trataba muy bien, siempre me sentí cómodo. El más criticado era siempre José Luis porque era el que daba la cara, tenía mucha personalidad. Silvi también era cuestionado... A mí me querían mucho”, destaca orgulloso.

En un vestuario de ‘curritos’ como el del Depor de finales de los años 80, este exjugador se queda con “Jorge, pero también con José Luis Vara, que era un capitán muy bueno y una persona excepcional, conocí a muy pocos como él. Luchaba mucho por la gente de la casa. Teníamos compañeros argentinos y cuando no jugaban eran duros de llevar en el vestuario. También estaba el ‘flaco’ Gil, había muchos jugadores inolvidables”.

Después de tres campañas consecutivas en el Depor, Portela enfiló rumbo a Burgos en el verano de 1989 para proseguir con su trayectoria profesional.

“Marcharme del Depor fue duro pero sabía los planes de crecimiento que había y tampoco tenía garantizado jugar mucho, me llamaron del Burgos por medio de un coruñés, Naya, y quería amarrar. Mi mujer estaba embarazada y ni me lo pensé. En el Deportivo ganaba 250.000 pesetas al mes más primas y en el Burgos, con 26 años, cobraba seis millones anuales. Era una oferta irrenunciable. Jugué mucho el primer año y ascendimos, en Primera logré actuar en cuatro partidos”, concluyó.

 

 Elogios al míster y a Lendoiro

“Arsenio me dio una colleja por rebañar en la ensalada”

El exzaguero deportivista se rinde en elogios hacia la figura de Arsenio Iglesias, un técnico que marcó su carrera. “Fue el mejor entrenador que he tenido; a pesar de su vocabulario campechano sabía mucho y era muy inteligente. Nos colocaba a los once en el campo y se ponía en el otro lado con el balón e iba corrigiendo. No teníamos ni idea del significado de bascular, por ejemplo, y nos lo iba explicando. Era un avanzado a su tiempo pero tenía quizás demasiada humildad. Se preocupaba por la nutrición, un día me vio rebañando pan en la ensalada y me dio una colleja (risas). No se ‘cagaba’ ante nadie, una vez se encaró con De los Santos, se fue a por él y tuvimos que separarlos, cuando el jugador era el doble de fuerte que el míster”, subrayó.

Portela también tuvo calificativos dulces para Augusto César Lendoiro. “Con él en el primer año ya pasamos de 3.000 a 8.000 socios y al siguiente año casi se duplicó esta cifra. Ahí está todo lo que hizo, iba casa por casa buscando abonados. Se le veía madera de líder porque ya venía de un Liceo campeón, pero teníamos dudas porque en el fútbol solo había estado en el aficionado”, señaló.

Cuestionado acerca de su encuentro más especial vistiendo la elástica blanquiazul, esta leyenda deportivista se remonta a 1988. “El partido más emocionante que viví fue el del gol de Vicente ante el Racing de Santander, salimos con la intención de cumplir con lo nuestro porque dependíamos de otro resultado. Ese Deportivo iba a seguir adelante pero llevábamos meses sin cobrar, pasándolo muy mal. Fue una alegría para todos incomparable”, significó.

 

Portela, el primer ‘machete’ del Depor de los años 80

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