El Barcelona, líder en solitario de la ACB, cayó por 71-70 en la pista del UCAM Murcia, tras un final de infarto de un partido en que los locales, tirando de orgullo y casta, cerraron su racha de nueve derrotas consecutivas y toman aire en su pelea por la permanencia.
Llegaba el Barça lanzado, después de conquistar la Copa del Rey y de haber vencido también los dos choques de la Euroliga disputados –el último ante el Real Madrid– desde la consecución de este título. Y su arranque de ayer dejó la sensación de que no aflojaría.
El primer cuarto estuvo claramente dominado por el cuadro azulgrana. De hecho, el 3-2 tras un triple anotado por Ovie Soko, fue la única ventaja local en este periodo (13-18).
En el segundo cuarto se mantuvo la misma tónica, acentuada cuando Kyle Kuric entró en escena (15-25). Sin embargo, los ‘pimentoneros’, huyendo de la batalla en la pintura, sí sacaron provecho de su inspiración en la larga de distancia (8/20 en lazamientos de tres puntos), y esa arma, más la defensa, permitieron a los jugadores de Sito Alonso –exentrenador del Barça y desde hace un mes técnico universitario– volver a cobrar ventaja muchos minutos después coincidiendo con la llegada del descanso (34-33).
Máxima igualdad
La igualdad y la alternancia en el mando del marcador presidieron el tercer parcial, en el que el conjunto dirigido por el serbio Svetislav Pesic no hacía que su superioridad en el rebote (33 capturas frente a las 25 de su rival tras 30 minutos y 43 a 34 al final) se tradujera en el marcador.
No en vano, se entró en el cuarto definitivo con un apretado 50-49 a favor de los de Murcia. El encuentro se encaminaba hacia un final de infarto y, aunque el UCAM Murcia, con Askia Booker asumiendo la responsabilidad, cobró cuatro tantos de renta (64-60) a falta de cuatro minutos para el bocianzo, todo se decidiría casi en un cara o cruz.
Ya dentro del minuto final, con 71-70, Milton Doyle falló dos tiros y luego, en la otra parte de la cancha, Kevin Pangos y Kuric, ambos en los últimos cinco segundos, también marraron sus lanzamientos, por lo que se mantuvo esa mínima ventaja favorable al cuadro local ante la doble sensación de euforia y alivio para su sufrida afición.