Un quiero y no puedo
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17º-23º

Un quiero y no puedo

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Deporte Campeón-2019-02-24-014-1b94a486

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Un quiero y no puedo. Eso fue ayer el Fabril ante un Guijuelo que se llevó los tres puntos gracias a un golazo de falta directa de Raúl Ruiz. El filial, que lo intentó todo y hasta cambió de sistema en tres ocasiones, solo creó peligro a balón parado. Se acabó el ‘efecto Luisito’ para un Fabril que necesita una remontada épica para conseguir la permanencia.

La tarde comenzó con sorpresa. No por la alineación elegida por Luisito, que fue la previsible, sino por la colocación de varios jugadores. Segado se ubicó como mediocentro posicional y Carlos López, Bicho y Abeledo se repartieron de derecha a izquierda la zona de tres cuartos. Arriba, Víctor García y Uxío para tratar de incomodar a la zaga rival.

Sin embargo, el Guijuelo se encontró cómodo desde el pitido inicial. El equipo salmantino, que recuperó la defensa de cuatro (1-4-4-2) tras alinear cinco atrás ante el Unión Adarve, jugó la primera media hora en campo contrario. Y no necesitó demasiada asociación para llevar el cuero a zonas de peligro para el Fabril. 

De hecho, en el minuto 14 llegó el primer mazazo para el Fabril. Carlos López, que se vio obligado a recibir el balón de espaldas a la portería contraria debido a su nueva posición más escorada a la banda, perdió el cuero ante la presión de Razvan. El Guijuelo montó una contra en apenas segundos y Quique Fornos tuvo que parar a Fuster, una pesadilla durante todo el partido, con falta al borde del área. El capitán Raúl asumió la responsabilidad de lanzar la falta y lo hizo de forma magistral. El esférico pasó por encima de la barrera y bajó rápidamente para batir a un Álex Cobo que solo pudo hacer la estatua. La racha de imbatilidad del portero con Luisito en el banquillo se quedó en 194 minutos.

Fueron los peores minutos del filial. Poco después del 0-1 Raúl volvió a aparecer para hacer un jugadón por banda derecha. Se llevó a dos rivales, puso el centro atrás y el disparo seco de Espina con la zurda lo despejó Álex Cobo con una intervención espectacular. El Fabril se había salvado. Sin embargo, la cosa no pintaba bien para los blanquiazules, que no conseguían encontrar a Bicho en la mediapunta ni activar las carreras de Víctor García y Abeledo.

Ante tal panorama, Luisito decidió cambiar el sistema. Carlos López recuperó una demarcación más habitual para él en la  medular junto a Segado y Víctor García se fue a la banda derecha. Un 1-4-2-3-1 más natural teniendo en cuenta los jugadores que el Fabril tenía sobre el césped.

Poco a poco el filial fue recuperando la posesión del balón aunque seguía sin meter el miedo en el cuerpo a un sólido Guijuelo. Abeledo consiguió estirar el equipo en un par de incursiones por la banda izquierda y así el Fabril rondó el empate al filo del descanso. Primero estuvo a punto de marcar Segado un gol olímpico en un córner precedido por una acción de Abeledo. Ya en el minuto 42, otro lanzamiento de esquina concluyó con una parada de Felipe Ramos a un cabezazo de Quique Fornos en el segundo palo. 

Pequeña reacción
El inicio del segundo acto fue otra historia. El Fabril salió a morder, metió al Guijuelo atrás y no tardó en tener opciones para empatar. Bicho probó suerte desde el balcón del área con un zurdazo que se fue fuera y poco después fue Víctor García quien cazó un rechace en la frontal pero su disparo lo desvió un defensa a córner. 

El Fabril, que por lo menos ya casi no sufría en defensa, lo siguió intentando. Abeledo, el más activo del ataque deportivista, le ganó la partida a Raúl tras un pase en profundidad y picó el cuero ante la salida de Felipe. Uxío se adelantó a los centrales para empujar el balón a la red pero en el último instante un rival bloqueó el remate.

El empate no llegaba y, ante la necesidad de ganar, Luisito volvió a cambiar el dibujo para buscar la remontada. Defensa de tres con One, Carlos y Quique; Abeledo y Valín como carrileros; Segado y Gandoy en la medular; y arriba un tridente con Juanje, May y Uxío.

Sin embargo, el Fabril ya no volvió a generar peligro. Los últimos minutos reflejaron el quiero y no puedo en el que está estancado el filial, que se queda sin vidas y solo un milagro puede salvarle del ‘game over’.

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