Diego Armando García (24 de septiembre de 1983, A Coruña) lo ha conseguido casi todo en el fútbol base, todo lo que ha tenido a su alcance. El técnico suma nueve temporadas en equipos juveniles y ha celebrado tres ascensos. Ha pasado por el Victoria, el Calasanz y el Ural. Con el club verde terminó el pasado sábado una inmejorable campaña de debut en la División de Honor, la guinda perfecta a un adiós anunciado. Diego dejará el equipo después de codearse con los grandes y acabar en la cuarta posición solo por detrás de Celta, Sporting y Racing y mejor que Deportivo, Lugo y Oviedo.
¿Qué significa valor tiene la cuarta plaza en División de Honor para un debutante como el Ural y para ti como entrenador?
Lo podría resumir con una frase de Pedro Oubiña, directivo que lleva muchos años en el Ural: “No había vivido nada igual en la historia del club”. Tengo dudas de que se pueda repetir, no solo en el Ural, sino en otro club coruñés. Para mí es un orgullo y un privilegio haber coincidido en el tiempo con este grupo de chavales que nos han dado tantas alegrías. Todavía no lo he asimilado.
¿Cuál es el secreto de esta gran temporada?
La principal clave es la unión dentro y fuera del campo. El hecho de estar conjuntados nos igualó a equipos con los que uno por uno no podríamos haber competido. Además fue muy importante hacerles ver a los chavales cuál era el camino correcto, cambiando nuestro modelo de juego respecto a los años anteriores. Y tengo que destacar la tremenda preparación física durante todo el año. No hemos tenido ni una lesión muscular.
¿Cuál era ese camino y esa idea que debisteis cambiar?
En División de Honor no era recomendable para nosotros llevar el peso de los partidos como sí hacíamos en Liga Gallega o Liga Nacional. No teníamos suficiente talento para salir a dominar. Cambiamos el guión y nos convertimos en un equipo que contrarrestaba más de lo que asumía, los chavales lo entendieron a la perfección y, a partir de ahí, crecimos muchísimo. Intenté adaptarme a las cualidades de mis jugadores, su velocidad y fuerza física, e incidimos mucho en el manejo del balón parado y las tareas a nivel organizativo.
¿Cuándo empezasteis a pensar como un equipo grande?
Desde el principio nos dimos la cuenta de que había dos ligas, la de los clubes profesionales y la de los no profesionales. Acabamos la primera vuelta como el primero de los no profesionales y ya estábamos satisfechos. Ser capaz de meternos entre los cuatro mejores ha sido gracias a una segunda vuelta con números de Copa del Rey.
¿Los mejores momentos de la temporada?
Es fácil quedarse con el gol de Miguel en el descuento que nos ha dado la cuarta plaza, pero los recuerdos con los que más me identifico son los de las victorias contra el Celta y el Depor en casa, delante de unas 800 personas en la grada de A Grela. Son momentos que nos quedarán para siempre.
¿Cómo habéis logrado rendir a tanto nivel contra el Depor y el Celta?
La clave ha estado en los entrenamientos, de un ritmo altísimo y dos horas durante cuatro días a la semana. Cualquiera que viese como entrenan estos chavales lo entendería todo. Con ganas y ambición hemos suplido la diferencia de medios e infraestructuras con el Depor y el Celta.
¿Es un premio acabar por encima del Deportivo?
Es un motivo más de orgullo, pero no me gustaría opinar del Deportivo porque no estoy dentro del club, aunque desde fuera es una situación extraña. Viendo la clasificación, me sorprende más la diferencia entre Celta y Depor (27 puntos) que la que hay entre Ural y Depor.
Has hablado de los mejores momentos, ¿y los peores?
La llamada de Gamallo para decirnos que tenía que ser operado por segunda vez fue el momento más duro con diferencia, un palo para todos, desde el presidente a sus compañeros. Lleva en el club desde prebenjamines, es un chaval muy cercano y al que le tenemos un cariño tremendo. El fútbol no ha sido justo con él, se había ganado jugar en División de Honor, pero en el vestuario era uno más del cuerpo técnico.
¿Y en el plano deportivo?
Casualmente nuestros peores resultados se dieron contra tres equipos que han descendido: perdimos en casa ante el Covadonga y el Pontevedra y en el campo del Colindres no pasamos del empate. No supimos competir contra ellos partiendo como favoritos y creo que sumando esos puntos podríamos haber peleado por entrar en la Copa del Rey.
Sumas 302 partidos en juveniles, ¿cómo es el estado actual del fútbol base?
Desde que empecé escucho que el nivel ha bajado y me parece un falso mito. En División de Honor he visto un nivel altísimo, un ritmo de juego impresionante, una gran riqueza técnica y táctica, ocho o nueve equipos con futbolistas que están listos para Tercera y algunos elegidos que llegarán a profesionales.
¿Y en A Coruña?
Estamos en un buen momento y ojalá el año que viene nos encontremos con cuatro equipos en División de Honor. Victoria y Calasanz, clubes a los que siempre estaré muy agradecido, están muy cerca de conseguirlo. Sería fabuloso para la ciudad.
¿Qué jugadores de la categoría crees que llegarán al máximo nivel?
He visto jugadores que no tengo dudas de que van a llegar profesionales, futbolistas técnica y tácticamente dotadísimos y que parecen hombres. Soler y Camus, en el Racing, Pablo García y Toquero, del Sporting, Iker Losada y Tiago, en el Celta, tienen algo más.
¿Y en el Depor?
Me quedaría con Prendes, un centrocampista tiene condiciones y un gran conocimiento del juego. Si se cuida y tiene suerte diría que va a llegar a profesionales.
¿Cuál es el sitio de los jugadores del Ural que terminan ciclo juvenil?
Desconozco su techo porque son jugadores que han superado todas las expectativas. Al dar este nivel, que nadie, ni ellos mismos, pensaban que iban a dar, nadie sabe dónde pueden llegar. Ojalá pueda ver a cuatro o cinco futbolistas de esta plantilla competir con garantías en Segunda División B a lo largo de su carrera.