El canadiense Michael Woods, un destacado exatleta de medio fondo, tiró de astucia y poder rematador para apuntarse la séptima etapa de la Vuelta, disputada entre Vitoria-Gasteiz y Villanueva de Valdegovía, de 159,7 kilómetros.
El ciclista de Ottawa, de treinta y cuatro años, culminó su segunda victoria en la ronda española con un ataque a un kilómetro de meta que dejó plantados a sus cuatro compañeros de escapada: por este orden los españoles Omar Fraile y Alejandro Valverde, que entraron a cuatro segundos, y los franceses Nans Peter y Guillaume Martin, que cruzaron la meta a ocho.
La etapa salió con la salud intacta entre los 163 corredores que quedan en la ronda y resto de los componentes de la ‘burbuja’ de la Vuelta. Todos dieron negativo en los PCR reglamentarios durante la jornada de descanso.
Desde el banderazo de salida, la etapa se volvió loca con múltiples intentos de fuga que no siempre tuvieron permiso del Ineos de Carapaz, ya con el bastón de mando de la Vuelta. El francés Cavagna prendió la mecha, sin éxito, pero muchos más tomaron el relevo.
La primera subida a Orduña (1a, 7,9 km al 7,6 por ciento) alteró la carrera con un grupo de avanzadilla donde el estadounidense Kuss puntuó en la cima para recupera el maillot de la montaña.
El Ineos permitió la aventura, pero sin excesos. Por delante tenían una tropa de más de treinta corredores, entre ellos rivales peligrosos como Alejandro Valverde, a tres minutos del líder. A la escuadra británica le tocó trabajar a bloque en defensa de la roja, sin ninguna colaboración.
El Movistar, con Valverde, Rojas y Verona en la fuga, amargó la etapa al Ineos. El equipo español tensó la carrera en el tránsito hacia el segundo paso por Orduña hasta subir la ventaja a 2.25 minutos. Por si fuera poco, el ‘Bala’ se escapó con Godon y Dewulf, quedando a un paso del liderato virtual.
Valverde oliendo el maillot rojo y Chris Froome tirando del tren del Ineos. Dos ilustres protagonistas en duelo en la aproximación al puerto. El susto para Carapaz se disipó a treinta y cinco kilómetros de la línea de meta, cuando volvieron a juntarse por delante los treinta y cuatro de la escapada y el pelotón circulaba a poco más de un minuto.
Romper el orden
Movistar insistió al inicio de Orduña, pero fue Michael Woods quien consiguió romper el orden atacando a tres kilómetros de la cima, que cruzó con catorce segundos sobre Valverde, Fraile, Martin, nuevo líder de la montaña. Además, le metió casi dos minutos a Carapaz.
Los cinco de cabeza se juntaron en la bajada y alcanzaron el llano con intereses comunes. Todos querían la etapa, todos debían colaborar, menos Woods, por aquello de que su compañero Carthy era segundo en la clasificación de la General.
A siete kilómetros de meta atacó Martin. Luego le siguió Fraile, que tenía marcado en el calendario una etapa que conocía a la perfección. La victoria estaba delante, los perseguidores estaban cerca, pero no lograban enlazar.
Hubo miradas de reojo, saltos cortos y explosivos para probar a los demás pero sin dar pistas. Todos eran corredores rápidos se veían con opciones y cualquiera podía ganar.
Fraile volvió a quemar la traca, pero Woods se le pegó a rueda. El canadiense, más fresco y resolutivo, lanzó el órdago final a mil metros de la pancarta de llegada, que le sirvió para presentarse solo en la línea de meta de la pequeña localidad alavesa de Villanueva de Valdegovía. Un cartucho y otra victoria en la Vuelta.
