El Real Madrid se clasificó para los cuartos de final de la Liga de Campeones gracias a dos cabezazos de Sergio Ramos en el comienzo de la segunda mitad (1-3), un doblete que sirvió para desconectar a un buen Nápoles que tuvo el pase a escasos centímetros, pero que acabó sucumbiendo a la pegada del actual campeón de Europa. Por su parte, el Arsenal volvió a ser goleado en su campo por un imparable Bayern de Múnich (1-5), que no le dio opción a los 'cañoneros'.
Los de Zidane sufrieron como perros en la primera parte, pero despertaron con testarazos de su capitán. En ambos se cumplió el mismo guión: Kroos teledirigió el caramelo al área y Ramos, vestido una vez más de salvador, hizo el resto. Así resolvió el Real Madrid una eliminatoria que pintaba muy fea y que salvó el héroe de siempre.
No hubo forma de que Zidane tocase la tecla correcta. Ni con su once -abrazado nuevamente a la BBC- ni con las soluciones sobre la marcha. Ramos evitó que saliese humo de la cabeza del francés intentando arreglar el miedo y la timidez de los primeros 45 minutos. Los de Sarri se merendaron a un Madrid que apenas tuvo recursos para sacar la cabeza del hoyo.
Pronto comenzaron las cornadas para el Real Madrid cuando a los siete minutos Hamsik avisó a Keylor Navas con un disparo lateral. A la fiesta local se sumó Insigne, que no paró quieto, pero sobre todo un Mertens que demostró el gran momento que vive. El belga recibió en el costado zurdo, controló de maravilla y voleó con violencia para poner el 1-0.
El gol hizo tiritar a un Real Madrid que apenas encontró recursos para evitar el infierno napolitano. El asedio de los celestes -sin embargo- no privó al actual campeón de Europa de algunas acciones aisladas que también tuvieron peligro. Primero fue Bale, algo egoísta, y después Cristiano Ronaldo que la estrelló en el palo a la media hora.
Lo mejor para los merengues hubiera sido el descanso, pero todavía tuvieron que sufrir el 'punch' de los partenopeos. Mertens, que ha marcado 17 goles en los 16 últimos partidos, acarició el doblete con un disparo que también pegó en el poste. El tanto suponía el pase para un Nápoles que lo hizo todo para someter a su rival, pero le faltó el premio final.