El Barcelona arrasó al Sevilla en la final de la Copa del Rey. Fue una goleada plácida antes de rendir visita al Deportivo en Liga. Una noche dura para el sevillismo. Un homenaje al fútbol y a Iniesta, que recogió la cuarta Copa del Rey consecutiva del conjunto azulgrana.

Después de la debacle de Roma, el Barcelona no se confió ante el Sevilla. Con Iniesta en la creación y Messi, Suárez y Coutinho para dinamizar el ataque, no dio opción a los andaluces. Desde el principio quiso el título. El Sevilla fue incapaz de frenarle y no le quedó más remedio que rendirse. 

Avisó Messi de lo que se le avecinaba a los de Vincenzo Montella a los nueve minutos con una falta lejana, de esas que pocos ejecutan directas con la precisión del astro argentino. David Soria, pretendido por el Deportivo en verano e invierno, titular en las últimas semanas en el conjunto andaluz en detrimento de Sergio Rico, voló para sacarla de la escuadra y mandarla a córner.

En la otra portería comenzó el Barcelona a tejer su primer gol. El mejor ataque no es una buena defensa. Al menos en el caso del Barcelona habrá que cambiar la frase. Fue Cillessen, sustituto de Ter Stegen en la Copa, el que contrarrestó la presión del Sevilla en ataque para mandar un balón en largo que no era un despeje, sino un pase medido que pilló por sorpresa a la retaguardia hispalense. La jugada, un despropósito defensivo de los sevillistas. Fallaron todos. Escudero y los centrales cuando Coutinho  y Suárez les cogieron la espalda; Soria por recular en vez de ir a por el balón que se llevó el brasileño y Mercado por permitir que el uruguayo rematara a placer para adelantar al Barcelona y convertir la final en un partido placentero para el equipo azulgrana.

El Sevilla intentó reponerse del mazazo con un cabezazo de Muriel y un disparo de Correa que fue como el planteamiento de su equipo: quiso asegurar con el interior en vez de arriesgar con el empeine para darle según le venía y el balón se marchó desviado.

El protagonismo del Sevilla se redujo prácticamente a esos minutos próximos al ecuador del primer tiempo. No sacó rendimiento a esas ocasiones que creó ni a las subidas de Navas por la banda derecha desde su posición de lateral.

Si Messi había anunciado el primer gol del Barça con una falta que sacó Soria, Iniesta hizo lo propio con un lanzamiento desde la frontal que se estrelló en la madera a los 28 minutos. La réplica se la dio el ‘Mudo’ Vázquez con un cabezazo fuerte pero centrado. 

Y ahí se acabó la historia del Sevilla en la final. Se entendieron Iniesta y Alba, el lateral penetró en el área hasta la línea de fondo, sirvió de tacón para Messi y el ‘10’ del Barça anotó el segundo. Era el minuto 31.
La primera parte se le hizo larga al Sevilla y el partido, eterno. El tercero le cayó a cinco minutos del descanso. Una pared de Suárez y Messi dejó al uruguayo en un mano a mano con Soria que resolvió sin ponerse nervioso. 3-0 y todo resuelto en 45 minutos salvo una heroica del Sevilla. Le quedó demasiado grande.

Por si había duda, el Barcelona la disipó antes de visitar Riazor, tal vez ya como campeón de Liga. Los de Valverde no quitaron el pie del acelerador, exhibiendo una ambición brutal. La prueba, el tercer gol. Robó Suárez en tres cuartos a Banega, filtró Messi e Iniesta firmó un golazo. Soria retardó el quinto en una falta de Messi que cabeceó Suárez y despejó el portero, ágil para reaccionar al rechace y tapar también a Umtiti. El Sevilla buscó el gol del honor pero ni eso. Lo encontró Coutinho con un penalti por mano de Lenglet en una jugada que ya debería haber subido al marcador. Con todo resuelto, Iniesta recibió su homenaje tras 16 temporadas en  un Barça campeón.