El Basquet Coruña sacó matrícula de honor en la reválida como visitante en tierras albaceteñas después de haber sufrido tres palizas en sus cuatro comparencencias precedentes lejos del calor de Riazor.
El minuto de silencio previo por Kobe Bryant dio paso a una sinfonía naranja. Los de Sergio García anotaron en sus seis primeras posesiones, con un inmaculado 5 de 5, y obligaron a Rubén Perelló a parar el partido con 2-13. Del tiempo muerto lo único positivo fue la irrupción de un ex del Coruña, Gilling, que con siete tantos seguidos frenó una temprana escapada visitante.
Pero solo fue un pequeño apósito porque el conjunto herculino siguió sin fallar y cerró el cuarto once arriba (14-25), con 6 de 7 en tiros de dos, 4 de 6 en triples y ocho de esas diez canastas tras asistencia. La sinfonía incluyó también el dominio del rebote en canasta propia y un juego coral de muchísimos quilates.
El segundo acto no varió el panorama. De salida, triple y mate al contraataque de Kamba (14-30) y nuevo tiempo muerto local. Esta vez funcionó: parcial de 6-0..., pero respondido por uno de 0-6.
Abuso en la pintura
Y nuevo tiempo muerto de Perelló, que no sirvió de nada porque Blackwell abusó en los siguientes minutos de otro exnaranja, Rowley, poniendo el superávit cercano a la doble decena, en unos minutos donde solo la garra de González y de Maxwell daban alguna alegría a la (muy) protestona parroquia local.
Los veinte llegaron con un triple de Pecius (29-49) y un tiro libre de Thiam, que había entrado por la tercera falta de Balckwell –lo único negativo antes del descanso– y que acabaría firmando una actuación sobresaliente, puso en el marcador la mayor diferencia de una primera mitad que concluyó más de medio triunfo en el bolsillo naranja (33-53).
A la vuelta de vestuarios el equipo albaceteño optó por la solución, desesperada, más lógica: meter el partido en el barro. Lo hizo después de que Perelló parase el juego por quinta vez cuando los suyos estaban siendo arrollados (34-64).
Pressing catch
A partir de ese momento el rectángulo se convirtió en un ring de pressing catch, con continuas faltas, algún que otro pique personal y varias técnicas. La jugada le salió bien al Almansa, pero era tal la diferencia que el parcial de 10-2 apenas le hizo cosquillas al Basquet Coruña, que con un matazo-palmeo de Thiam sobre la bocina cerró el tercer acto 28 arriba (48-76).
Los diez minutos finales empezaron en modo correcalles, siguieron en modo todos-queremos-anotar, continuaron con defensas vacacionales, el Coruña alcanzó un superávit máximo de 34 puntos (57-91) y acabó en paz después de las bronquitas del tercero.
Una victoria incontestable y muy necesaria de un equipo que rozó la perfección en los 20 primeros minutos, que lo coloca a la par del tercer clasificado –un Palma sorprendido en casa por el Alicante– y, por primera vez en mucho tiempo, con balance positivo entre puntos anotados y encajados.