Sagan, rey en el Norte
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Sagan, rey en el Norte

Sagan, rey en el Norte
ETI06. Roubaix (France), 08/04/2018.- Bora-hansgrohe team rider Peter Sagan of Slovakia celebrates winning the 116th Paris Roubaix cycling race, France, 08 April 2018. (Ciclismo, Eslovaquia, Francia) EFE/EPA/ETIENNE LAURENT

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Suma más de 100 victorias en su palmarés. Es triple campeón del mundo. Y un espectáculo encima de la bicicleta. Peter Sagan es el mejor embajador posible del ciclismo moderno. Lo es por su aura de estrella del rock y, sobre todo, porque gana. Y por cómo gana. Dicen sus detractores que ya no arriesga como antes, se mofan de sus segundos y terceros puestos. Ayer volvió a ser primero. Venció en uno de los lugares más emblemáticos del ciclismo. Y venció como lo hicieron las leyendas.
Sagan coronó en el velódromo de Roubaix una exhibición a altura de los mitos. Atacó a  54 kilómetros de meta como quien no quiere la cosa en un tramo de asfalto que parecía inofensivo. Se marchó solo y en la misma situación que lo hicieron los dos grandes dominadores de la prueba en el siglo XX, Boonen y Cancellara.
El eslovaco fue el más fuerte y el más listo. Dejó hacer ante los ataques del potente Quick Step. Encedió la chispa Philippe Gilbert a la salida del temido bosque de Arenberg –por allí pasó en cabeza el español Marc Soler–. Luego saltó Zdenek Stybar cuando abortaron el movimiento de su compañero. El generoso esfuerzo de los Trek en favor de Jasper Stuyven y la respuesta del BORA –Oss y Burghardt justificaron su fichaje para arropar a Sagan–mantuvieron a raya las escaramuzas del súper equipo belga.
Greg van Avermaet, campeón saliente y otro de los principales favoritos, lo intentó cuando faltaban unos 55 kilómetros, ya cerca del exigente sector adoquinado de Mons-en-Pévèle. Cerró el hueco el novato Wout van Aert. Detrás apareció Sagan, que se abrió a un lado y metió la directa. Los dos belgas tomaron aire y los Quick Step llegaron tarde.
El maillot arcoíris se marchó en solitario a por los supervivientes de la fuga. Cazó al terceto formado por Silvan Dillier, Jelle Wallays y Sven Erik Bystrom. Los dos últimos no aguantaron el ritmo, pero el suizo se soldó a Sagan. Y no solo eso. Aceptó a colaborar y ambos mantuvieron el pulso con el resto de aspirantes. Las diferencias se establecieron entre el minuto y los 90 segundos. Nunca bajaron de ahí hasta la meta.
Sagan decidió no atacar a Dillier y le remató con un fugaz sprint de 200 metros en el velódromo. Completó el podio Niki Terpstra, ganador en Flandes y ayer perdedor moral. Los belgas Van Avermaet (cuarto), Styuven (quinto) y Sep Vanmarcke (sexto sin gafe) se jugaron las migajas y el resto de supervivientes entraron en meta más allá de los dos minutos. El único español que acabó la prueba fue Imanol Erviti.
Fue una Roubaix muy dura. Más de lo normal. No llovió, pero sí hubo barro. No faltaron las caídas y los pinchazos, que eliminaron a unos cuantos candidatos y decenas de anónimos. Todos héroes en una prueba que explora los límites del humano. Sobrehumano es Sagan, el rey en el Norte.

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