Empate a escuadrazos. Silva y Laracha firmaron tablas en A Grela con golazos de Marcos Gómez y Mosquera en un derbi que, a pesar de no contar con un vencedor, dejó lecturas positivas para los dos equipos. El conjunto local fue capaz de volver a mostrar sus señas de identidad como local, algo que no había conseguido todavía en esta temporada, mientras que el cuadro visitante tiró de orgullo e insistencia para arañar un punto en un escenario nada favorable: gol en contra en el minuto 10 y expulsión de Boedo en el 79.
El Silva saltó al campo de A Grela con un 1-4-2-3-1 en el que Carlos Gómez fue la gran novedad. El defensa ejerció de lateral izquierdo ante la baja de Brais Lema acompañado en la zaga por Toni Insua, Michi y Lorusso. Kata y Gabriel fueron los mediocentros, mientras que Souto, Marcos Gómez y Aarón Sánchez actuaron en la línea de mediapuntas, con Joao Paulo como ‘9’.
Por su parte, el Laracha alineó un sistema similar en el que Kanouté, acompañado en la medular por David García, y Nacho, que fue la referencia arriba por delante de Ortu, fueron las novedades respecto al partido anterior.
Los primeros minutos del derbi se parecieron más a un partido de tenis. Mucho juego directo, poca elaboración y el balón sin dueño. Hasta que apareció Marcos Gómez para agitar el encuentro. Iago Parga cometió una falta sobre Aarón Sánchez en el lugar soñado para Marcos: al borde del área y orientada hacia la derecha, perfecta para un zurdo. Y el mediapunta no decepcionó. Golpeó con fuerza el balón hacia el palo defendido por Santi Canedo, que nada pudo hacer. El esférico se estrelló en la madera, casi en la intersección entre el poste y el larguero, botó en la línea de gol y se incrustó en el hierro de la escuadra contraria. Un auténtico golazo. Uno de tantos de Marcos Gómez en A Grela en los últimos años.
Repliegue
El tanto permitió al Silva jugar a lo que más le gusta: replegarse y buscar la contra. Con ese planteamiento apenas tuvo fisuras en la primera mitad. Las ayudas constantes de Kata, Gabriel, Souto y Aarón cortocircuitaron el juego del Laracha, que por el perfil de sus jugadores se encuentra más cómodo raseando el balón.
De hecho, tras la primera hora de juego el Silva solo había concedido al Laracha alguna que otra subida por la banda de los laterales Víctor Eimil y Jiménez y dos disparos lejanos de Ortu y Boedo, este último despejado por Damián.
En la recta final del primer acto pudo moverse el marcador para cualquiera de los dos bandos. El Laracha rondó el 1-1 en una acción individual de Jiménez que finalizó en un cabezazo defectuoso de David García y, acto seguido, el Silva estuvo a poner de anotar el 2-0 tras un robo de Souto a Kanouté que desembocó en un disparo de Aarón despejado a córner Santi Canedo.
Mejoría visitante
El paso por vestuarios sentó bien al Laracha. Iago Novo y Boedo empezaron a recibir el cuero por detrás de los pivotes del Silva con cierta asiduidad y el campo comenzó a inclinarse hacia la portería de Damián. De hecho, los dos jugadores rojiverdes protagonizaron los dos primeros disparos de la segunda mitad, aunque sin premio.
La recompensa a la mejoría visitante llegó en el minuto 73. Mosquera había saltado al campo poco antes en lugar de Nacho y en uno de los primeros balones que tocó, lo envió a la red. Víctor Eimil le puso un centro medido y el delantero cabeceó al mismo lugar por el que entró la falta de Marcos en el 1-0.
El gol espoleó a los rojiverdes pero una absurda expulsión de Boedo, que vio la segunda tarjeta amarilla por no pedir permiso al árbitro para salir del campo, truncó la reacción del Laracha.
Aun así, el equipo de Óscar Gilsanz demostró ambición y no se conformó con el empate. Iago Novo, especialmente bullicioso en la recta final del encuentro, estuvo a punto de marcar el 1-2 tras una acción individual pero su disparo se fue desviado. El mediapunta también había habilitado anteriormente a Antón Concheiro con un pase de tacón, pero el tiro del mediocentro tampoco había encontrado puerta.
El Laracha, con uno más, tuvo la última. Marcos Gómez puso un córner en el área pequeña y Michi Leal cabeceó alto antes de que el árbitro pitase el final. El empate dejó a los dos equipos un sabor agridulce pero el cómo refuerza sus ideas de juego.