Se han jugado la mitad de los partidos de ida de los octavos de final de la Champions League y los resultados han clarificado notablemente el pase de los equipos a los cuartos. Francamente, las victorias de París Saint Germain y Bayern Munich (4-0 y 5-1 sobre Barcelona y Arsenal, respectivamente) han hecho poner un pie y medio a estos dos equipos en la siguiente eliminatoria porque parece del todo punto impensable que tanto los azulgrana como los 'gunners' sean capaces de remontar esos resultados, más que nada por el momento de forma que atraviesan ambas plantillas.
Este año, el Arsenal es para los coruñeses uno de los equipos a seguir, no en vano figura en su plantilla el antiguo goleador blanquiazul Lucas Pérez. Pues bien, a pesar de haber dejado ya su huella en las tres competiciones en las que ha participado, no se puede decir que el entrenador francés Arsene Wenger, el que lo fichó, le haya dado oportunidades para justificar su traspaso. Lucas figura como claro suplente en el banquillo del Arsenal esta vez ni viajó y está teniendo pocas oportunidades de lucimiento. Algo, por otra parte, inexplicable dado que los londinenses están haciendo una temporada realmente irregular si bien justamente la delantera es el punto fuerte del equipo, con Alexis, el exazulgrana, como máximo goleador de la Premier League en la actualidad. Los males del Arsenal vienen de la defensa, en donde en cada partido demuestran su poca consistencia. Y especialmente lo han hecho frente al Bayern, que se aprovechó de la ocasión para resolver la eliminatoria en un solo partido.
Por lo que respecta al Barcelona habrá que coincidir que el juego actual de los de Luis Enrique muestra una indefinición total. No saben muy bien a qué juegan y solamente se viene salvando gracias a la efectividad y a la calidad de los hombres de arriba, que les resuelven muchos compromisos. La clave aquí está en el centro del campo, incapaz de dominar los partidos, a lo que hay que unir los excesivos e innecesarios riesgos que el equipo se toma en defensa y el exceso de confianza que algunos jugadores muestran en cada partido, algo que tal vez se pueda confundir con una presumible falta de intensidad, especialmente manifestada en algunos futbolistas que ya lo han conseguido todo y a los que el esfuerzo les cuesta más que a otros que todavía conservan el hambre intacta.
El Real Madrid representa todo lo contrario que el Barcelona en cuanto a garra, lucha e intensidad. El Nápoles fue un rival relativamente flojo y ese 3-1, que pudo ser mayor, ha de bastar a los de Zidane para pasar la eliminatoria. En cuanto a juego, la plantilla madridista hace pensar que el equipo puede jugar mejor pero estaría por asegurar que ellos prefieren este sistema basado en la velocidad y el sacrificio. Siempre les ha dado buen resultado porque, tradicionalmente, el Barça siempre ha jugado mejor que el Madrid. Pero aquí lo que cuentan son los títulos, y en eso los blancos superan ampliamente a cualquier rival.
El Benfica ganó por la mínima al Borussia Dortmund. Visto un amplio reportaje del partido, los portugueses tuvieron bastante suerte porque podían haber tenido que viajar a la localidad alemana con alguna desventaja (empezando por un penalti fallado por Aubameyang). De cualquier forma, visto lo visto, el favorito para pasar ronda parece el equipo alemán.
La competición continúa y la semana que viene entran en acción otros ocho equipos, de los cuales tan sólo el Manchester City (de Guardiola), la Juventus y el Atlético de Madrid, dicho con todas las reservas, presentan alguna opción para conseguir el título, cuyos grandes favoritos una vez pasada esta ronda parecen ser ahora el París Saint Germain, el Real Madrid y el Bayern Munich.
