HOY SE PONE EL PUNTO FINAL. El Depor y el Fuenlabrada echarán el cierre a la temporada regular a un duelo rodeado de polémica por culpa del capricho de un dirigente egocéntrico, rodeado de un ejército de personajes a sueldo, que le ayudan a someter a los clubes fútbol profesional saltándose incluso las propias normas de competición y estatutos federativos.
Javier Tebas mostró su músculo y su poder haciendo que Álex Bergantiños fuese detenido y llevado hasta el cuartel de Lonzas, gracias a la influencia de un excomisario ya jubilado y a sueldo del dirigente de LaLiga, para dejar patente hasta donde es capaz de llegar si no se cumplen sus directrices o deseos.
Pero el ordeno y mando de Tebas, el señor del negocio del balompié español, tocó hueso. Su irresponsabilidad por ordenar viajar a una expedición a otra ciudad a sabiendas de que había casos positivos por coronavirus, pese a ser advertido, puede que no le salga gratis esta vez. El Concello de A Coruña lo puso en manos de la Fiscalía y la Xunta abrió un expediente sancionador. En vez de reconocer su grave error y aceptar sus consecuencias, Javier Tebas se encaró con el presidente de la Xunta de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, y también con la alcaldesa, Inés Rey, con faltas de respeto y con muestras de prepotencia, propias de un personaje siniestro.
En todo este asunto hay una enorme preocupación por saber qué es lo que tiene que decir el Consejo Superior de Deportes cuando se vulneró las propias reglas de juego. ¿Cuándo va a intervenir? No solo es ya una cuestión deportiva, también hay en todo este asunto un presunto delito contra la salud pública, poniendo en riesgo a deportistas (tal como se demostró, 30 casos en el Fuenlabrada). ¿Hasta cuándo el Gobierno va a seguir mirando hacia otro lado ante las fechorías de este personaje?
