Máquina vs magia
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Máquina vs magia

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El Hard Rock Stadium de Miami acoge esta madrugada (00.30/#Vamos) una batalla final con dos bandos antagónicos: el muro defensivo de los 49ers y la efervescencia de los Chiefs, personificada en un solo hombre: Patrick Mahomes.

El MVP del curso pasado es el máximo responsable de que la franquicia de Kansas City juegue por primer vez en medio siglo justo por el Vince Lombardi Trophy, que su rival de hoy ganó por última vez hace..., justo un cuarto de siglo.

Una Superbowl LIV a la que los Niners llegan por tierra y los Chiefs, por aire. Los pupilos del magnífico estratega Kyle Shanahan –primer entrenador hijo de entrenador que lo hace; su padre, Mike, ganó dos títulos con los Broncos (1998 y 1999) y uno con los 49ers (1994) como coordinador defensivo– tienen en su mano dar una vuelta de tuerca al axioma “el ataque gana partidos y la defensa, campeonatos”. Porque desde la segunda mejor defensa (281.8 yardas permitidas por partido) han construido el segundo mejor ataque (29.9 puntos).

Una ofensiva basada en la carrera, faceta en la que también ocupan el Nº2 del ránking. Raheem Mostert es su mejor baza terrestre. Aunque en temporada regular pasó casi desapercibido (26º en yardas), en playoffs ha deslumbrado. Matt Breida y Tevin Coleman  –en principio recuperado de una lesión de hombro sufrida en la final del Conferencia– completan un trío falto de estrellas pero sobrado de solvencia, al que ayuda mucho el fullback Kyle Juszczyk con sus bloqueos.

Por el contrario, los Chiefs apenas recurren al juego raso. Sus mejores corredores, Damien Williams y LeSean McCoy, no llegaron a 500 yardas en regular. De hecho, las carreras más peligrosas suelen ser las de Mahomes, cuya conexión aérea con Travis Kelce es otra de las señas de identidad del juego del equipo del veterano Andy Reid, campeón en 1997 como entrenador de quarterbacks de los Packers.

Un juego amenazado por la mejor defensa contra el pase de la competición (solo 169.2 yardas permitidas por encuentro). Tal es el miedo que infunde la secundaria de los Niners que cada día resulta más difícil ver un oval lanzado hacia el receptor defendido por su jefe, Richard Sherman, líder histórico, entre los jugadores en activo, en pases interceptados.

Y no solo amedrentan los exteriores. Nick Bosa, Fred Warner, Dre Greenlaw y Arik Armstead son un martirio para cualquier QB. En un guion lógico, Mahomes tendrá muy poco tiempo para pensar, pero Mahomes se mueve como nadie fuera del 'pocket'. Un pocket donde se siente muy cómodo Jimmy Garoppolo, (re)convertido, por obra y gracia de la tiranía del juego terrestre, en un QB de los de antes.

Pero, ojo, que Garoppolo es un señor jugador que cuenta a su vera con un señor tight end: George Kittle, la opción ofensiva cuando la carrera no funciona y capaz de avanzar con el melón en las manos y varios jugadores rivales colgados de sus 193 centímetros y 115 kilos.

 

Ojo a los kickers

En un duelo que se presenta, sobre el papel, muy igualado, el título podría estar en manos de los kickers. Y aquí la ventaja, también sobre el papel, es de los Chiefs. Harrison Butker es el líder de regular en field goals anotados (34, el más largo largo de 56 yardas), con un 3 de 6 patadas de más 50 y un inmaculado 13 de 13 entre 40 y 49.

Su homólogo Robbie Gould no está en su mejor forma tras haber superado una lesión. Llega al capítulo final sin haber convertido ningún de los cuatro FG que intentó desde 50 o más yardas y con un flojito 6 de 8 en lanzamientos de entre 40 y 49.

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