Me resultó una semana realmente intensa a todos los niveles, personal, laboral y deportivo. Vivencias por todos los lados. Pero la referencia más llamativa, no directa, me venía encauzada al leer que este Deportivo de nuestros días no vence a domicilio desde el mes de enero. Realmente preocupante el baremo establecido.
Con la nueva incorporación del coruñés De la Barrera, parecía que se abrían nuevos horizontes para afrontar el play-off de ascenso. Nada mejor que coger, anticipadamente, la ola buena para marcar las pautas competitivas adecuadas a lo que se va a jugar.
A ratos, en ese primer envite ante el Algeciras, se podía intuir que la cuestión podía tomar forma. Pero, por enésima vez y por lo visto en este último partido ante el Pontevedra, regresamos a las “catacumbas”, moralmente hablando. Es inconcebible que este equipo no sea capaz de asumir la responsabilidad que se le debe exigir. Imagino que el nuevo técnico es consciente de lo que traslado, ya que tomó sus medidas rompiendo el cascarón de los canteranos, haciéndoles ver, al resto, que no duda en contar con ellos en los momentos más comprometidos.
Dicho todo esto… Debemos volver a pasar página y a centrarnos en sacar esta “agonía” adelante de la mejor de las maneras. El play-off está en la puerta y hay que dejarle pasar. Habrá un rival histórico con el que tengo una especial vivencia. Hace ya bastantes años, trasmitía, un servidor, un último partido de liga de segunda división en Castalia, entre el cuadro local y la S.D. Compostela. A los castellonenses sólo les valía la victoria para salvar la categoría. Para los gallegos era un encuentro de puro trámite, ya que habían cumplido el objetivo. Campo lleno y afición entregada. Autentico asedio sobre la portería visitante ante una defensa numantina. Pero cuando faltaban escasos minutos para el final, un contraataque posibilitó el 0-1. Imagínense lo que fue aquello, toda la expedición gallega salió escoltada. Autentico drama, pero ni mucho menos menor a los vividos, no hace mucho, en tierras coruñesas.
Riazor volverá a ser lo que suele ser, una afición volcada con los suyos. No caben más dudas, ni acogerse a disculpas divinas. Todos deben remar con la máxima intensidad hasta el final. Ejemplos tenemos en nuestra retina, pase lo que pase, sigue habiendo partido de vuelta. No se nos olvide lo acontecido en Mallorca no hace tanto tiempo. Una victoria clara no debe servir de relajamiento. Y si fuese todo lo contrario, que el resultado se diese de forma adversa, queda otro choque, donde cualquier cosa podría pasar.
Una pena lo sufrido por Quiles, pero entiendo que no hay que rasgarse las vestiduras. Habrá otro jugador, con otras características, puede que menos determinante, pero seguro que podrá competir a un alto nivel.
Mucho ánimo a todo el deportivismo en general, pues el Depor representa para sus seguidores mucho más que ser de un Club, es una parte intensa de su vida.
Permítanme un punto y aparte para finalizar. Qué gran jugada tuvo la actual alcaldesa en su campaña electoral. Su apuesta, con gran difusión mediática, por una cafetería en los campos de A Torre, sentenciaron los comicios. Unas instalaciones completamente obsoletas y llenas de oxido por todas partes, tendrán un local desmontable para poder tomar un “mísero” café caliente en los duros días de invierno. No sabe ella lo que se lo agradecemos los “paganos” que diariamente acudimos a las citadas instalaciones. Gracias Inés.
Como siempre un placer.