Recuerdo cuando estuve en riazor el 26 de noviembre. Por entonces, el Depor mantenía la trayectoria irregular con la que había empezado la temporada. El Osasuna Promesas consiguió un punto en aquel partido, tras el cual pudieron escucharse pitos en la grada.
Tres meses después, la situación es bien diferente. El Deportivo llega lanzado, confiado y con ganas de aprovechar esta buena inercia para sumar tres puntos más. La plantilla ve muy cerca la primera posición, y con ello la opción de, una vez concluida la liga regular, no tener que pasar por el suplicio de otro playoff.
Ese es el plan, pero ahora hay que ejecutarlo. Sería un error pensar que ya todo va a ser un camino de rosas, pero también que no hay recursos suficientes para lograr el objetivo. Es importante mantener un equilibrio entre optimismo y prudencia, y afrontar el siguiente compromiso con ganas pero también con respeto al rival.
Quedan catorce partidos y hay tiempo para todo, pero solo queremos pensar en que el equipo va a seguir hacia arriba.
