Hay que soñar con el mundial en A Coruña. Y de hacerlo, pues a lo grande. No sólo es –como argumentan algunos– una inversión para dos partidos. Es mucho más.

Es una reforma de Riazor de la que debe ir de la mano el Depor en su crecimiento hacia las cotas en las que el club debe estar. Es una oportunidad para la ciudad, no solo por imagen e impacto publicitario, sino porque las propias obras generan trabajo, el camino hacia la fase final oportunidades para muchas empresas, o el propio nuevo recinto, que ha de ser un estadio para usar ‘a diario’ y no cada dos semanas.

A Coruña, con la RFGF, el Depor con su máximo accionista, el propio deportivismo, tiene ante sí una meta muy importante casi cincuenta años después de aquella fase final del España 82’ que tuvo una de sus sedes en Marineda. Y no solo la ciudad que alberga el estadio. Ferrol, Santiago, Arteixo, Ordes... Porque esta historia tiene que ser de todos, de toda la provincia, de toda Galicia. Por eso hay que soñar y trabajar por esos sueños