El síndrome del Zaragoza
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El síndrome del Zaragoza


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Hace algunos años, cuando el Dépor estaba en la división de plata esperando ansioso su retorno a Primera, alertaba desde esta misma columna del riesgo de caer en la “zaragocización” del equipo.

En efecto, el Zaragoza pertenece por derecho propio a la aristocracia del fútbol español. El club aragonés es un histórico que cuenta entre sus trofeos con seis Copas del Rey, una Supercopa de España, una Copa de Ferias y una Recopa de Europa. Un palmarés digno de los mejores equipos.

Durante los primeros diez años del presente siglo se mantuvo en la máxima categoría con tres visitas esporádicas a Segunda solventadas con rapidez. El caso es que desde la 2013/14 llevan anclados en el pozo de la categoría de plata y con el mismo sueño de devolver al club a la posición que le corresponde.

Para una ciudad que pasa de largo los 600.000 habitantes, con una masa social que supera los 23.000 socios y cuenta con la asistencia de público al campo más alta de la Liga Smartbank, las ansias de ascenso son más que legítimas.

Una situación que tiene muchas similitudes con el RCD si bien el síndrome del Zaragoza en nuestra ciudad comenzó con el último descenso de los coruñeses a Segunda, pero que actualmente amenaza con alargarse en la categoría de bronce.

La dura derrota ante el Badajoz unida a la falta de resultados tanto en casa como fuera, hacen pensar que la posibilidad de perpetuarse en la Liga RFEF sea a día de hoy una seria amenaza. La cabeza de la tabla está más que difícil. Para asaltar el liderato deberían encadenar una serie de victorias -que parecen inalcanzables- y que el Racing de Santander sufra una debacle. Y todo eso en apenas once partidos que quedan por disputar. Este paralelismo entre ambos clubes tiene una incógnita por despejar. ¿Son rentables -o sostenibles- estos equipos en sus respectivas categorías? Por tierras mañas corren noticias que indican que la Propiedad va a vender un importante paquete de acciones a posibles inversores “todos de probada profesionalidad y solvencia” que garantizarían la refinanciación de su deuda y darle un impulso deportivo al proyecto.

Desconozco cuál es la postura de Abanca en el caso de Deportivo, pero la entidad financiera – según hizo saber en su día- está de paso a la espera de devolver el club al fútbol profesional y buscar un inversor que asuma todo o parte del paquete accionarial del propietario. Tampoco se conoce a día de hoy si hay propuestas firmes para entrar en el capital del RCD. Para esto es fundamental que el equipo ascienda y, en este sentido, las cosas parecen que se complican. @garcia_ramo

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