Rubiales pierde la poca dignidad que le quedaba aferrándose a la poltrona y atrincherándose en el cargo, no quiere dimitir y alarga su agonía tras su último escándalo al frente de la RFEF, mientras que la Comisión Disciplinaria de la FIFA decidió suspenderlo cautelarmente con carácter provisional (90 días) de toda actividad relacionada con el fútbol a nivel nacional e internacional, al haber podido infringir el artículo décimo tercero de su Código Disciplinario.
En la Asamblea General Extraordinaria de la RFEF celebrada el pasado viernes en el Auditorio Luis Aragonés del Complejo Federativo de la Ciudad del Fútbol en Las Rozas, se ha vuelto a ver al Rubiales de siempre, con un discurso prepotente y machista, con falta de autocrítica, en el que la humildad y la humanidad han brillado por su ausencia, cargado de victimismo y no exento de soberbia, se ha presentado como víctima de un ‘asesinato social’ y de una ‘cacería’, cuestionando a los MCS para justificar sus actuaciones, como si no existiera la libertad de prensa. No cabe en cabeza humana que este discurso del miedo recibiera los aplausos de una gran parte de los asambleístas allí presentes, que no se atrevieron a plantarle cara a su presidente, no vaya a ser que eso les trajera consecuencias; quedarse de brazos cruzados sin alzar la voz es de cobardes y les convierte en cómplices de unos hechos que no pueden quedar impunes.
Jenni Hermoso reconoce que se sintió víctima de una agresión, en una posición de debilidad ante un superior, en un episodio censurable protagonizado por Rubiales en la final de la Copa del Mundo de Fútbol Femenino, que ha dañado al deporte español y pone en riesgo la candidatura de España para organizar el Mundial de 2030. Las campeonas del mundo rechazaron de forma unánime el comportamiento de Rubiales y apoyaron a su compañera Jenni Hermoso; y en un comunicado firmado por cincuenta y seis futbolistas (incluidas las veintitrés campeonas del mundo), renunciaban a la selección mientras siga Rubiales al frente de la RFEF, piden cambios deportivos y estructurales para seguir creciendo.
No puedo estar más de acuerdo, estos problemas ya vienen de atrás (…), y hay que cortar por lo sano. Un presidente de la RFEF está obligado a promover los valores del deporte, y si no respeta la dignidad de las mujeres no puede tener cabida en el mundo del deporte, y merece la repulsa de toda la sociedad española e internacional.
La denuncia presentada contra el presidente Rubiales por el CSD ante el TAD, sigue su curso, está fundamentada en varios artículos del RD 1591/1992 de la Ley del Deporte, que hacen referencia a los abusos de autoridad y a los actos notorios y públicos que atenten contra la dignidad o decoro deportivos, ambas infracciones consideradas muy graves, lo que posibilita la adopción de una serie de medidas de suspensión cautelar provisionales. Rubiales no puede seguir al frente del fútbol español, por mucho que los resultados deportivos y económicos le hayan acompañado durante los cinco años de mandato, su conducta indecorosa y su gestión al frente de la RFEF marcada por la falta de transparencia y la polémica, sus escándalos y desmanes, poco amigo de pedir perdón y admitir errores, implacable con todo aquel que no cumple sus órdenes, y muy dado al insulto, la amenaza, el chantaje, el espionaje, la persecución, y ahí me quedo. Por mucho que Rubiales se empeñe, no va a seguir al frente de la RFEF.