Vaya por delante mi felicitación a Manuel Pablo, a su ayudante Juanillo Villamisar, al cuerpo técnico y a toda la plantilla de jugadores, por haber dejado el pabellón coruñés a tan alto nivel.

Tengo que confesar que hace un par de temporadas que no piso el Estadio, pero siempre que puedo veo los partidos del Depor, masculinos y femeninos, por la televisión, y este año gracias a Footers desde mi propia casa. El otro día decidí llevar a mi nieto a Riazor para ver el partido contra el Racing, compre dos entradas y cual sería nuestra sorpresa cuando anunciaron la suspensión. No importa, le dije, el miércoles sacamos otras entradas para ver a los juveniles. Lo intenté por Internet en la dirección bancada.rcdeportivo.es, y comprobé que ya no quedaban entradas. Bueno pues el miércoles me fui a una cafetería con pantalla gigante dispuesto a sufrir ante un difícil compromiso de los chavales deportivistas.

Pronto pude comprobar que el equipo había salido a por todas y estaba haciendo disfrutar a los más de veinte mil espectadores que animaban desde las gradas y a todos los que lo estábamos viendo por televisión. Por un momento me vino a la memoria el Superdepor en los partidos de Champions. Yeremay me parecía Djalmiha con sus regates y caños, Noel me recordaba al holandés Makaay, al zurdo Mella lo confundía con Fran en sus mejores internadas y la jugada del gol de Rubén la habría podido firmar el propio Bebeto. Podría seguir comparando a todo el equipo con aquellas estrellas de entonces, incluso el penalti de Diego a lo Panenka, o en lo negativo los lamentablemente fallados por los dos centrales -que habían estado soberbios durante todo el partido-, como en aquel recordado encuentro contra el Valencia.

Pero todo se torció con la expulsión del joven Rubén López, por dos tarjetas bien aplicadas por el árbitro portugués con el reglamento en la mano, pero totalmente injustas en un partido de juveniles cuando quedan pendientes sesenta minutos de juego. Aquí quiero dar mi opinión sobre lo que debería contemplar la UEFA para estas categorías: O permitir la sustitución de un jugador expulsado, como se hace en otros deportes, o introducir la modalidad de expulsión temporal, para que el jugador pasado de revoluciones se apacigüe, frene su ímpetu competitivo y no perjudique al resto del conjunto.

Lo que sí han conseguido estos futuros profesionales es levantar la autoestima a los deportivistas y poder reclamar una mayor atención en el futuro inmediato. También quiero resaltar la labor de Manuel Pablo, un tanto criticado por su falta de experiencia cuando tomó el equipo, por saber mantener el grupo heredado de Óscar Gilsanz y permitirles jugar con el desenfado y alegría con que practican un fútbol de mucha calidad. Repito, a todos mi enhorabuena y a seguir luchando que os queda mucho por disfrutar