No sé si fue por el virus del Ferry, pero lo cierto es que fue un partido malo, que se encarriló con ese penalti a Svensson en el minuto 5 que transformó Quiles y la recuperación de Villares en el 23’, consiguiendo él mismo el 0-2.
Pero a raíz de ahí, el Depor se relajó y empezó a pasar apuros, aunque logró llegar al descanso con dos goles de ventaja gracias a un paradón de Mackay.
A raíz del gol de Cuevas en el minuto 57, tras un fallo de Raúl con ese resbalón que permitió un centro a placer, y de la lesión de Villares, el Depor pasó de dominador a dominado.
El técnico del Ceuta arriesgó, metió un extremo por un lateral y después, un delantero centro, y el Depor era incapaz de salir de su campo. De hecho, Pablo Martínez sacó un balón bajo palos.
El equipo coruñés estuvo espeso, no hubo profundidad, no hubo ataque, sobre todo por la banda de Raúl, y el Ceuta se adueñó del mediocampo.
Lo mejor fue el resultado porque fue un partido pobre del Depor. Fue un regalo anticipado de Reyes.
Todos los equipos de la zona alta habían ganado en ese campo y, sin embargo, al Depor le costó Dios y ayuda y el Ceuta no parecía el último clasificado.
Tuvo que haber aprovechado mejor ese 0-2 y haber creado más ocasiones. No puede darle la posesión al Ceuta y que el colista te saque once córners y te encierre en tu campo.
Lo mejor fueron el árbitro y la tangana final que evitó el empate.
