E l US Open ya tiene semifinales: Novak Djokovic contra Ben Shelton y Carlos Alcaraz contra Daniil Medvédev. Djokovic, con el permiso de Carlitos, aspira a ganar su 24º Grand Slam. Llegó al US Open en un estado de forma excepcional, y si está en estado de gracia, ganarle va a ser una misión casi imposible. Derrotó a Alexander Müller, Bernabé Zapata, Laslo Djere y Borna Gojo. Mientras que su oponente, Shelton, uno de los jóvenes con más futuro junto a Alcaraz, Rune y Sinner, tiene un saque imponente, que le sale natural y sin esfuerzo, derrotó a Cachín, Thiem, Karatsev, Paul y Tiafoe. Djokovic debe ganar con autoridad su partido ante Shelton. Medvédev, a medida que avanzó el torneo, le he visto mucho mejor, sobre todo ante Rublev, al que no le ha dado ninguna opción, tras superar con anterioridad a Attila Balázs, Christopher O’Connell, Sebastián Báez, Alex de Miñaur.
Carlitos está en una forma espléndida, con un gran ritmo de bola, su lenguaje corporal transmite poderío y seguridad en si mismo, si juega a su máximo nivel, tendrá muchas opciones de llevarse el US Open por segundo año consecutivo. Desde que empuñé una raqueta Dunlop a muy temprana edad y conocí personalmente a Manolo Santana en el Concurso Internacional de Tenis de Club de Campo (Copa Bedriñana), que se disputaba por aquel entonces en la pista central de tierra batida de Vista Alegre, quién me iba a decir a mí que años después me convertiría en campeón junior de Vigo y en una de las promesas del tenis gallego, alcanzando años después el Grupo 10 y compitiendo primero con el Club Universitario de Tenis y después con el Real Aeroclub de Santiago; no me canso de repetir que no he visto nunca a ningún joven con 20 años con el nivel de Carlitos. Coincido con John McEnroe: “Es el mejor tenista de la historia con 20 años”. Alcaraz, con un tenis demoledor y a la vez mágico, superó a Koepfer, Harris, Evans (ante el que cedió el único set del torneo en un gran partido jugado por ambos de poder a poder) y Matteo Arnaldi con total autoridad, sin apenas desgaste.
A Carlitos, la hora de la verdad le llegó en cuartos de final contra Alexander Zverev (Nº12), que en el US Open recuperó su mejor versión de antes de una grave lesión. Una de las claves era si iba a dominar el poderoso revés cruzado de Zverev (uno de los mejores del circuito), o sería la derecha demoledora de Alcaraz la que impondría su ley. Carlitos, con una intensidad y velocidad de bola descomunal, impuso un ritmo muy alto, gran capacidad de recuperación para llegar a bolas increíbles, y a medida que fue transcurriendo el partido, Zverev fue acusando el cansancio y algunas molestias musculares al sacar, que probablemente ya venían del partido a cinco sets contra Sinner, y tras perder los dos primeros sets, su lenguaje corporal era algo cansino y de desánimo, pese a ello, en el vestuario recuperó fuerzas para mantenerse en el partido, pero en el momento decisivo, Alcaraz se mostró implacable. Carlitos brilló con luz propia e hizo las delicias del público de New York y de todo el mundo, dio un auténtico recital de tenis ante un buen Zverev.