Ese partido del domingo en el viejo Castalia (que ahora se llama ‘nuevo’, como corresponde) es la penúltima oportunidad que tiene el Deportivo para seguir conservando sus aspiraciones de jugar la próxima temporada en Segunda División, junto al Racing de Ferrol y otros enemigos históricos, algunos estancados en una categoría de la que parece bastante difícil salir (al menos hacia arriba, véase el Real Zaragoza). O puede ser la última. 
 

Los blanquiazules parten con una mínima –pero importante– ventaja en este partido de vuelta. Demostraron en el primer tiempo del primer partido que podían hacerle daño al Castellón, pero dejaron en el aire la preocupante señal de que la forma física de la mayoría de los jugadores en la recta final no era la mejor. De hecho, varios jugadores se quejaron de calambres (también alguno levantino).
 

Pero lo peor fue la sensación colectiva de bajón físico de todo el conjunto. El último cuarto de hora permitió que el equipo rival crease unas cuantas ocasiones claras, que hubieran dado al traste con las aspiraciones locales. Y eso ocurrió porque estaban mejor físicamente que los deportivistas. Si se alega el calor que hacía el domingo pasado en Riazor, peor todavía, porque la temperatura que va a hacer en Castellón a las seis de la tarde de este domingo va a ser todavía más calurosa. 
 

La otra eliminatoria que afecta al Deportivo, entre la Real Sociedad B y el Alcorcón, parece encarrilada a favor del conjunto madrileño, después de su victoria a domicilio. Y, si el Deportivo pasase ronda –que está por ver–, el rival sería el que parece haber sido la ‘bestia negra’ blanquiazul durante la liga regular. Pero, bueno, eso es mucho elucubrar y dejemos que las cosas vayan desarrollándose paso a paso. 
 

Lógicamente, se prepara una buena presencia deportivista en la capital levantina. Unos doscientos y pico aficionados apoyarán al equipo desde las gradas pero el ambiente va a ser de mucha presión para todos aquellos que procedan de la capital coruñesa.
 

Llega la hora de la verdad y ese Deportivo que se mostró flojo fuera de casa durante la competición tiene que cambiar de actitud porque todos los jugadores se juegan mucho en este envite. Y no sólo se lo juegan ellos, el futuro de la entidad siempre está en el aire mientras el club permanezca estancado en esta categoría que en la actualidad aporta poco a los dueños.