Hablando con el presidente del club del mar veo en la situación de esta histórica entidad a otras de la ciudad. Después de crisis, todavía en pandemia, con la perspectiva de nuevos problemas económicos, no es fácil sobrevivir, ni aunque seas el mismísimo Club del Mar de San Amaro.
La situación de esta sociedad, que tiene una amplia gama de equipos deportivos, es equiparable a otras. Como en cualquier empresa es necesario buscar y optimizar los recursos, dar resultados, y hacerlo además, con directivos y compañeros que sacan tiempo de sus familias para dedicarlos a sus clubes.
Nadie tiene una varita mágica para sanear las cuentas de las asociaciones de la ciudad, es trabajo de cada una, pero sí tiene la propia urbe y sus fuerzas vivas la obligación de poner cuanto esté en sus manos para que ése tejido asociativo tan importante resista el enorme e implacable desgaste que supone no solo el ‘echarle horas’ sino el ver que ésas horas no significan siempre un avance. Es frustrante. Necesitamos muchos directivos para que el deporte siga existiendo y ellos necesitan de nuestra ayuda.