Soy una persona consciente de que en el deporte, como en la vida, todo puede dar muchas vueltas. Pero en el deportivismo no queda otra que ilusionarse. No solo reconforta una cómoda victoria ante un graderío lleno y entregado, con los dos primeros ‘chicharros’ de Lucas Pérez... También la cola de ayer en las taquillas de Riazor con aficionados dispuestos a conseguir su entrada para el partido en Alcorcón.
 

Todavía es una incógnita lo que va a pasar al final de esta temporada. El domingo, los tres primeros demostraron que no quieren dejar que el Depor se acerque. Sin embargo, la energía que transmite la familia blanquiazul va a ser muy difícil de parar. Habrá decepciones por el camino, como ya las ha habido... Pero da la sensación de que algo grande va a suceder. Y bueno.
 

Son muchos años de decepciones, de caer más bajo de lo racionalmente esperado. Y, a pesar de todo, hay una afición que no solo no se ha rendido, sino que ha afrontado las adversidades con más fuerza que nunca... Esto no hay quien lo pare, y hay que disfrutarlo.