NO CONTÁBAMOS CON LA DERROTA ANTE EL CASTILLA. Si acaso un empate y por supuesto todos pensábamos en un triunfo.
Las declaraciones del entrenador después del partido, intentando reforzar el ánimo de sus jugadores, son elocuentes. Es evidente que hay presión y al equipo le cuesta jugar bien y, por supuesto, conseguir victorias. Pero la situación es la que es. El Depor se ha descolgado.
Ni somos ni queremos ser tremendistas o alarmistas, pero está claro que los objetivos se consiguen sumando de tres en tres. Este sábado llega el Sanse a Riazor, ocupando la quinta plaza, y no quedan más arrestos que vencer, y como sea. Ni una victoria ni una derrota serían definitivas, pero no es lo mismo ir mejorando, poco a poco, que seguir con dudas. Que las hay, y son lógicas.
Lo más importante de todo es que el deportivismo sigue aguantando estoicamente, nadie se rinde, nadie se baja en marcha. Lo volveremos a ver este sábado en Riazor. Es la garantía de que, alguna vez, volveremos a donde corresponde.