El Deportivo, al que le sonrió por fin la fortuna, vivió un encuentro bastante comodo. Ese momento de suerte llegó en el gol anulado en la falta, fundamental para poner de cara el partido a los blanquiazules.
Es un tipo de gol que no se suele anular, pero el árbitro estuvo qusquilloso con una norma que, efectivamente, es así.
Si a eso añadimos la segunda amarilla a Diame, nos sale un partido que con diez hombres sobre el terreno de juego se le hizo largo al Fuenlabrada.
El equipo madrileño acostumbra a optar por el juego directo, basado en los dos jugadores de arriba. Prácticamente siempre deciden prescindir de la línea defensiva en la salida del balón.
El hecho de quedarse con diez les dejó sin plan, pero antes también estaban realizando un encuentro flojo.
Quiles consiguió llevarse el balón a casa. Importante para su confianza ahora que viene el Córdoba, pero se corrió un pequeño riesgo manteniéndolo sobre el campo con una amarilla cuando el partido ya estaba sentenciado con el 0-2.
En el primer gol colaboró de forma involuntaria Diame y en los otros dos definió muy bien, aprovechando los espacios que dejaba el Fuenlabrada.
En definitiva, era importante obtener una victoria holgada, coger moral y reforzar en argumentos a un Óscar Cano que cada vez tiene un once más reconocible.
Se hicieron casi tantos goles como los que se llevaba hasta ahora fuera de casa y participaron 16 jugadores, por lo que el vestuario saldrá contento del duelo.
