El Depor afronta hoy un compromiso en el que hay mucho en juego. Solo un dato objetivo: la idea de que un rival directo como el Linares pueda salir de Riazor con diez puntos de ventaja sobre los blanquiazules es algo que mete miedo.
 

Pero así está la situación después de siete jornadas. Sí, eso es lo bueno, que todavía falta mucho. Óscar Cano ha llegado al equipo con la idea de revertir la situación actual. Que en vez de siete puntos la diferencia se vea reducida a cuatro. No sería un mal comienzo.
 

¿Puede experimentar la plantilla un cambio tan grande en tan poco tiempo? Eso lo veremos hoy. Yo soy de los que piensa que esto es una carrera de fondo. Como la típica etapa del Tour de Francia en la que no es lo mismo permanecer en el grupo de elegidos al pie de la última subida que estar ya descolgado con 50 kilómetros por delante. Ahora toca hacer un pequeño esfuerzo para que los de arriba no se escapen demasiado. Luego ya se verá. Pero de momento hay que acercarse un poco. Ese pequeño golpe de autoridad que nos haga recuperar el optimismo.