Logroño tiene un color especial.
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Logroño tiene un color especial.


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A principios de esta semana una compañera mía de trabajo recibió a media mañana una llamada de su marido. Era para recordarle a ella que “tenía que sacar las entradas del Depor” y que no se olvidase de hacerlo. Ella me comentó que es que se iban a ir a Logroño a ver el partido del Deportivo en Las Gaunas contra la SD Logroñés. Se iban a ir ellos dos y sus dos hijos, que deben de tener, más o menos, 16 la hija mayor y 12-13 el pequeño. Total, que en un descanso del trabajo ella se puso a mirar en la web de la SD Logroñés y pronto consiguió las cuatro entradas. Al parecer eran en una grada reservada para la afición visitante, lógicamente, y estaban sin numerar. Le salió en total por poco más de 50 euros las cuatro localidades, lo cual está muy bien. Y nada, que cuando terminó de comprarlas ella dijo: “pues nada, ya tenemos planazo para este fin de semana”. Saldrían el mismo sábado a las 6 de la mañana en coche y no me acuerdo cuando me dijo que regresarían. Mañana en la oficina le pregunto.


Y esto mismo que ha hecho mi compañera de trabajo y su familia este fin de semana lo han hecho también centenares de deportivistas. Es posible que hayan sido dos millares los que ayer hayan estado animando al Deportivo en Las Gaunas. Es muy posible también que haya habido más aficionados deportivistas que seguidores de la SD Logroñés. Porque aquí hay otro tema importante, y es que nunca tuve muy claro cual es el equipo local al que siguen los aficionados de Logroño. Tras las desaparición del histórico CD Logroñés fueron hasta cuatro los equipos que surgieron de éste: el Logroñés CF, la Fundación Logroñés y los actuales UD Logroñés y SD Logroñés, que son los que perviven actualmente. Sea como fuere, el hecho reseñable es que ayer se produjo uno de los desplazamientos más masivos de la temporada de aficionados deportivistas. Y, sin embargo, no es a uno de los destinos más cercanos a Coruña.


Y es que Logroño y La Rioja deben de tener algo especial para los deportivistas. Es una tierra preciosa y maravillosa, eso está claro. La calle Laurel en la capital riojana es el epicentro del ambiente en aquella ciudad y todos recordamos las imágenes de esa calle plagada de bufandas blanquiazules aquel mes de mayo de 1994 cuando en la penúltima jornada jugamos allí y ganamos con goles de Donato y Manjarín. Un estadio donde un año antes el incipiente Super Depor ganó por 0-3 en un embarrado campo donde muchos pensaban que Bebeto no podría lucirse. Un estadio donde en el temporada 96-97 ganamos con dos goles de Rivaldo, uno de ellos desde 30 metros. Y, por fin, un estadio donde hace un par de años jugamos contra los dos “Logroñeses” y le ganamos a uno y perdimos contra el otro. Y siempre con un montón de deportivistas en las gradas.


Y eso es lo que llama la atención. Que un destino que está a más de 600 km de distancia sea uno a donde más ha peregrinado la afición coruñesa. Es cierto que la situación geográfica de Logroño provoque que deportivistas del País vasco, Zaragoza o incluso Madrid se desplacen para animar al Deportivo, pero el grueso de la afición ha viajado desde Coruña y se ha pegado un montón de horas de viaje. Y eso es algo que tiene la capital riojana. Es un desplazamiento que supera a los de León, Ponferrada y algún que otro destino más cercano que Logroño. Y si encima se pasa bien y se come mejor pues el plan es redondo.


Aunque eso sí. Independientemente de que La Rioja sea un sitio muy bonito, lo de esta afición no es normal. Este fin de semana podemos estar orgullosos de ello una vez más.

Logroño tiene un color especial.

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