Construir un vestuario es una de las claves del triunfo. Tener un grupo cohesionado, con valores comunes y objetivos generales e individuales que se puedan ir alcanzando semana a semana.

Es un tópico, pero es verdad. Lo decía siempre Lotina, hay vestuarios que son una bomba y otros una verdadera familia. Los segundos suelen ser más efectivos a todos los niveles. Suelen conseguir los objetivos marcados, precisamente, como un colectivo, aunque la calidad de cada futbolista también tiene que ser desequilibrante en muchos momentos. Para lograr lo que denominamos ‘hacer vestuario’, el paisaje, el entorno, puede ser muy importante acompañando a este proceso de construcción. Si las victorias guían al grupo, además, todo es más fácil.

En este comienzo de liga en el que ha pasado un poco ‘de todo’, el arrancar con dos triunfos, uno con remontada en casa y otro pasando apuros fuera, pero con personalidad, hacen que el trabajo del grupo esté arropado por los números. Eso da tranquilidad para seguir creciendo