Un gran Djokovic, una máquina de hacer tenis, sin fisuras, con un gran físico y una fortaleza mental increíble, sacando bien, golpeando de forma extraordinaria la derecha y el revés, ha vencido en la final del Abierto de Francia a un sólido Casper Ruud, llevándose la Copa de los Mosqueteros, recupera el Nº 1 y gana su 23 Grand Slam, con lo que supera a Nadal (22) y a Federer (20). Novak Djokovic (36 años), Rafa Nadal (37 años) y Roger Federer (41 años), va a ser muy difícil que venga alguien detrás que les supere. A Novak le veo en condiciones de mejorar su propio récord, y está por ver si la Next Gen es capaz de romper esa dinámica en el 23/24. Hace tiempo que pronostiqué que Novak sería el tenista más laureado de la historia, que no quiere decir el mejor (Roger, un gentleman en la pista, elevó el tenis a la categoría de arte; y el espíritu de Rafa es inigualable y un ejemplo de deportividad).
A Carlitos tiene que servirle de aprendizaje lo ocurrido contra el serbio, se equivocó de táctica, a un veterano como Novak no puedes ganarle por la vía rápida pegando palos; tenía que haberlo movido con paciencia a base de golpes liftados profundos con algo de altura a ambos lados de la pista, para intentar desgastarlo.
Carlitos, no ha podido hacer su tenis, ha cometido errores no forzados por precipitación, debido a que se ha encontrado con un Djokovic que ha sido una máquina de hacer tenis, que tácticamente le ha impuesto su ritmo, con un muy buen primer saque y gran velocidad de bola lo ha mantenido detrás de la línea de fondo de pista, y de ahí que se haya impuesto Novak con claridad en el primer set. En el segundo, Carlitos estuvo más entonado y se niveló el partido, pero a costa de un sobresfuerzo descomunal que le ha pasado factura en el inicio del tercer set, con 1-1 aparecieron los problemas físicos y se acabó el partido. La causa ha sido la excesiva presión a la que se ha visto sometido Alcaraz en los dos primeros sets que ha jugado al límite, muy tensionado y han llegado los calambres que le han paralizado, debió retirarse.
El hecho de que el público haya pagado su entrada –Carlitos les regaló el mejor punto del torneo y quizá de la historia del tenis– no justifica que un jugador tenga que seguir en la pista disputando un partido en condiciones de inferioridad y que el contrario, en plenitud de facultades y sabiéndose ganador, celebre cada punto con el puño en alto, me pareció una falta de respeto hacia Carlitos, si bien viniendo de Djokovic, todo es posible.
Carlitos es el futuro del tenis mundial, pero tiene que aprender a medir sus esfuerzos, a controlar los tiempos, a moderar su explosividad, a ser más táctico, a sufrir cuando hay que resistir para ganar, a conjugar la plasticidad con la practicidad. Con la lección bien aprendida, ganará muchos Grand Slam.