El equipo parecía que iba a dar algo más de sí desde los primeros minutos pero el único cambio fue Villares por Álex Bergantiños.
El Deportivo tenía que haber arriesgado mucho más, saltó al terreno de juego muy frío y encajó en el minuto 9 una diana en la que Álvaro Martín hizo un túnel a Pablo Martínez.
Los herculinos replicaron con una llegada de Soriano y otra de Svensson pero los herculinos no dieron la medida, sin profundidad y con poca personalidad.
Con Óscar Cano daba la impresión de que el Deportivo sería un tanto más ambicioso pero se mostró más bien timorato.
Las tarjetas de Olabe y Villares condicionaron el encuentro en la primera parte, así como la roja a Lapeña en la reanudación.
Tras el paso por los vestuarios Soriano tuvo una ocasión clara pero no acertó a transformar.
El Castilla se replegaba bien y arriba tenía presencia, con verticalidad y velocidad.
La expulsión de Lapeña cambió el panorama por completo; Mackay mantuvo con vida a los herculinos y Zalazar no dispuso de acierto para empatar en la llegada de la que gozó. Los cambios tampoco se gestionaron de la mejor manera.
El equipo salió con miedo, apenas tiró a gol en la primera parte y parecía que seguía con Borja Jiménez como máximo responsable.