Confío en este Depor
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Se acerca la hora H. Ya no es tiempo de críticas ni especulaciones. A estas alturas me da igual si Villasuso será reubicado en otras funciones dentro de Abanca, como ha solicitado, o si la salida de Rosende y Giménez es un hecho. Eso sí, la supuesta propuesta de dimisión de ambos y la no aceptación por parte del club, me cuesta creerla. Sin afirmar que no ha existido, porque no lo sé, me huele más a una estrategia de lavado de imagen. 
 

Es el momento de jugadores y entrenador. Y soy optimista. O quiero serlo, que a la sazón es lo mismo. Y creo en mi equipo. O quiero creer. Y confío en nuestro destino. O quiero confiar.
 

Rubén de la Barrera es una persona que irradia vitalidad. Es un buen profesional, trabaja muy bien los conceptos, tiene claro cuál debe ser su fútbol. Pero por encima de todo, y básico en estos momentos, es un hombre que invita a creer, te pone cara a cara con lo mejor de ti, transmite y convence.
 

Si yo tuviera que jugarme un órdago como el que tiene el Deportivo por delante, me gustaría hacerlo con un líder como él en el banquillo. Pero ojo, los que juegan son los que todos sabemos. Y ahí ha habido más sombras que luces. Pero hay lugar a la esperanza.
 

Me tranquiliza el nuevo rol de Álex Bergantiños. Es insultante el ostracismo al que abocaron al gran capitán. Bergantiños es orden y soluciones. Me congratula la confianza depositada en Yeremay. 
 

Me alegra ver a Trilli de nuevo en la banda. Me tranquiliza la mayor sobriedad mostrada en el centro de la defensa. Me ilusiona ver a Soriano jugar en la posición en la que hace daño. 
 

No todo son buenas noticias, la ausencia del máximo goleador del equipo blanquiazul, Alberto Quiles es importante, pero abre la posibilidad a que Lucas se escore a la banda y pueda asociarse peligrosamente con Svensson. 
 

Y después está el inconmensurable Diego Villares, un centrocampista que equilibra, empuja, defiende, cierra o define por igual.
 

Ya sé que la probatura del pasado fin de semana en  Pontevedra no se saldó con resultado favorable. Pero no podemos estar en misa y repicando. Rubén ha necesitado (y más que necesitaría) un tiempo para conocer in situ la situación de su gente. Ahora, con un retrato más fiable, confeccionará el escuadrón para librar la primera batalla. Pero no olvidemos que esto es una guerra.

 

PD: Guerra deportiva, en cualquier caso.
 

Salud y suerte!

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