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La revolución, aunque se intuía, nos ha cogido por sorpresa a casi todos. Lo que había anunciado Antonio Couceiro el otro día –“muchísimas decisiones” para las próximas semanas- ha tardado pocas horas en consumarse. La inmediatez es una de las monedas comunes de nuestra sociedad y las cosas que han pasado en el Deportivo los últimos días invitaban a ‘cortar por lo sano’. 
 

Parecía que, de momento, las dos víctimas de la secretaría técnica iban a ser los chivos expiatorios a corto plazo, pero se ve que la situación interna tampoco resistió mucho. Porque, según nos anunciaron, se va todo el mundo y queda una referencia para resolver asuntos de trámite hasta la asamblea, fijada el día 17 de julio.
 

Desde luego, todo el mundo sabe que la junta directiva que regía al Deportivo no tenía ningún perfil futbolístico. Incluso para alguno, empezando por el presidente, puede que dejar la entidad blanquiazul tenga algo de liberador (excepto por el sueldo, claro). Este grupo de personas, puesto por el máximo accionista, probó suerte en este tiempo de mandato y no la tuvo, por lo que pasa a la reserva.
 

Otro tanto se puede decir de los entrenadores. Se probó gente de todos los perfiles pero el fracaso ha sido notable. El último síntoma de desorientación fue el despido de Óscar Cano a falta de dos partidos y la contratación de Rubén de la Barrera, a ver qué pasaba. Nada salió bien y ahora toca tomar otra dirección.
 

Y también se intuye una desbandada general –alguna voluntaria y otra forzosa- de jugadores. Se calcula que más de media docena de futbolistas pueden hacer las maletas, porque la renovación incluye a todo el mundo y, sobre todo, a los máximos protagonistas del fracaso. 
 

Pero una pregunta flota en el aire: ¿quién tomará este mes las decisiones futbolísticas? Imaginamos que la prioridad inmediata será ahora la planificación deportiva. Al tomar esta drástica decisión, se supone que el accionista mayoritario ya tiene sustitutos apalabrados.
 

Antonio Couceiro, el presidente saliente, dijo a las pocas horas de consumarse la debacle de Castellón algo que esperaban los decepcionados aficionados: “Puedo asegurar el respaldo del primer accionista para conseguir el objetivo que todos perseguimos”. Suponemos que estas palabras habrán sido correa de transmisión de lo que le hayan dicho los dueños del club. De lo contrario, el futuro sí que sería muy negro. 
 

Si las cosas empiezan a hacerse con sentido común los aficionados lo perciben enseguida. También percibieron lo contrario esta temporada que acaba de finalizar. Y así acabó.

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