El mensaje lanzado desde el club de cara a la Copa Princesa de Asturias, combinado con la desmemoria histórica y la escasa información (no figura ni el palmarés oficial en la web oficial de la entidad naranja ni en los archivos de la FEB), derivaron en una imperdonable injusticia, que ahora tratan de reparar los protagonistas de verdadera primera final nacional de la historia del Basquet Coruña, la de la Copa EBA de la temporada 1996/1997, la misma que comenzó con el primer y hasta hora único título oficial, la Copa Galicia.
Un torneo efímero –sólo cuatro ediciones– que nació la misma temporada que lo hicieron el club herculino y la Liga LEB, actual LEB Oro. La disputaban, en formato Final Four, los campeones de las cuatro conferencias de una categoría que ese mismo curso pasó de segunda a tercera nacional. Actualmente es la cuarta.
El Basquet Coruña 96/97 acabó primero de la Norte, tras dura lucha con el Galicia Ferrol, y se midió en la semifinal copera al Unicaja Benalmádena, filial del Unicaja Málaga y campeón de la Conferencia Sur. En la final, perdió por 93-74 contra el Gandía, líder de la Centro.
Creo que el partido contra el Gandía fue el que peor jugamos en todo el año
Una campaña después, el club herculino organizó la Copa EBA, pero en esta ocasión el filial del Barça lo dejó sin final. El conjunto azulgrana caería luego por 78-68 frente al Calpe. El CB Cornellá se anotaría las otras dos ediciones, ya sin el Coruña, ascendido al final de la 97/98 a la Liga LEB.
Nadie mejor para contar los avatares de aquella final perdida –en todos los sentidos– que el jefe del equipo, Javier Castroverde. El legendario técnico coruñés es una enorme enciclopedia andante del baloncesto de nuestra ciudad. Y más allá. Mucho más allá.
Aunque el principio de esta historia se sitúa en Arteixo y con una plantilla compuesta por 12 jugadores nacidos en la provincia de A Coruña (Óscar García, Harpo Baamonde, Manu Gómez, Castor Bravo, Rubén Ruiz, Gus Díaz, Manu Pereira, Rafa Fernández, Javi Pais, Raul López, Héctor Vázquez y Lolo Castro) y uno natural de Estados Unidos (Mit Montgomery). Este último todavía no había llegado cuando el equipo conquistó, al inicio de la temporada, la Copa Galicia.
¿Cómo llegasteis a aquella final de la Copa EBA? Apenas hay datos en internet; el propio club no la recoge en el palmarés de su página web y tampoco figura en la entrada de Wikipedia.
Antes de entrar en detalles, decirte que fue el primer partido de baloncesto que dio en directo Teledeporte. Y además fue el primer partido de baloncesto que se retransmitió por radio en A Coruña.
Nosotros, que veníamos de Arteixo, teníamos derecho a entrar en la Liga LEB porque jugamos la fase de ascenso, en Chipiona, y ascendimos. Perdimos contra el Barça la final, que también era una final nacional, pero tuvimos que renunciar a subir porque había que poner 75 millones de pesetas, un billete encima de otro.
El Gandía tenía muy buen equipo, pero también mucha presión por jugar en casa. Pero creo que fue el partido que peor jugamos en todo el año.
Había tantas ganas, tanta ilusión, que se convirtió en ansiedad
¿Por alguna causa concreta?
Le ganamos en semifinales al Unicaja, que tenía un equipazo y venía muy fuerte. Íbamos con la presión normal de jugar una semifinal. A los jugadores les daba igual lo que les pusieras delante porque sabían que tenían mucho basket. Y eran felices jugando al basket. Pero ganamos al Unicaja con cierta comodidad y jugando muy bien. Y los jugadores se vinieron un poco arriba. Aunque no en mala onda. Quique Caruncho [presidente del club] y el resto de la directiva también se contagiaron, con toda la buena intención del mundo, que quede claro.
Fue tanta la presión, que llegó la hora del desayuno y llegaron los conflictos, las tensiones. Hasta que me cansé, cogí al equipo y lo llevé a desayunar a otro sitio. Fueron pequeñas tensiones, pequeños conflictos, absurdos, pero entre todos crearon un problema. Y nos perjudicó. Había tantas ganas, tanta ilusión, que se convirtió en ansiedad.
¿Algo así como pasarse de forma por haber entrenar demasiado?
No se puede definir mejor.
¿No había solución posible?
En un tiempo muerto, los senté, me senté, los miré... Gustavo (Díaz) me mira y me dice: “¿Y?” Le respondí que calma, tranquilidad. Vamos a divertirnos. Nos estamos aburriendo. Vamos a ser nosotros mismos. Nada más. Estábamos tirando con pánico. Rafa (Fernández), que tenía una mano ‘maldita’; le vi hacer 50 de 50, me decía que tenía miedo a que los tiros se le pasasen. Y lo que se nos estaba pasando era el arroz (risas).
Aquella final fue el primer partido de baloncesto que dio en directo Teledeporte
En este punto, Javier Castroverde incide en la importancia de que la directiva actual debe dejar actuar a los jugadores y al entrenador. “Lo normal en esta situación es que las directivas estén en todos o casi todos los entrenamientos, cuando no tiene que ser así. No tiene sentido. Los jugadores ya saben que tienen que ganar, son los primeros y los que más ganas tienen. Me ilusiona mucho que este equipo ascienda. No sé hasta qué punto de una forma egoísta, porque yo fui uno de los que lo iniciaron todo. Y me da pena que se pueda estropear por alguna tontería”.
Además, avisa del peligro del partido de este domingo, contra “un Betis que está creciendo. Soy de los que piensa que, si lo supera, el escollo gordo será el Estudiantes; ganarle lo dejaría en la mejor posición posible para el ascenso directo”, puntualiza Castroverde, antes de incidir en que “en una fase de ascenso pasan muchas cosas, más cosas malas que buenas”.
A continuación, el extécnico reveló una curiosidad que casi nadie conoce. “El escudo original lo diseñó Manu Pereira. Como le gustaba mucho dibujar, le pedí que hiciera algo bonito, que mezclara baloncesto y Coruña”. Y mostró su “pena” por el hecho de que se cambiara porque un directivo lo consideraba muy antiguo y no le gustaba”, y también por la variación cromática: “¿Tú concibes que el Real Madrid o el Barça puedan cambiar sus colores?”.
Por cierto, la edición de la Copa EBA 97/98 se disputó en A Coruña...
Fue un error. Veníamos de jugar contra el Barça B la final de la fase de ascenso de la liga, y los habíamos puesto contra las cuerdas. Y aquí, en la Copa, nos ganaron bien en semifinales. Yo consentí, aunque no lo quería, porque decían que era bueno para club. Lo que pasa es que después Paco Vázquez se empeñó en llevarla al Coliseo. Cagada (risas). Caímos con todo el paquete.
Castroverde, que este año se convertirá en septuagenario, no oculta que “me ilusiona mucho volver a ver baloncesto ACB en mi ciudad, a 10 minutos de mi casa (hace dos años que vive en Cambre)”.
El técnico relata que “vi ascender al Bosco en las ‘tetas’ que se había inventado José Antonio Martínez (entonces presidente de la Federación Coruñesa), que eran de una exposición que se había organizado en María Pita. Eran una especie de carpas, que se llevaron luego a Riazor, detrás de la Torre de Maratón, y allí se jugó la fase de ascenso. Hace cincuenta y tantos años”, rememora el exentrenador.
“Dentro de esa especie de globos, de ahí que se los llamara popularmente ‘tetas’, se montaron unas gradas que usaba el Ayuntamiento, tipo mecano, y además también se pusieron sillas. Yo tenía doce años”.
“El caso es que se montó aquello, el Bosco ascendió, y ¿luego dónde jugaba? No había pabellones específicos para baloncesto, porque no existían ni el Palacio de los Deportes ni las Polideportivas de Riazor, y por ello tuvo que jugar en la Universidad Laboral. Luego pasó a la Polideportiva de cemento”, matiza el mítico entrenador, quien ríe al contar que “el Bosco desciende por culpa de la única técnica del baloncesto español pitada al público. De aquella parece ser que sí estaba en el reglamento”.
El extécnico demanda paciencia y calma para con Epi y sus jugadores |
Javier Castroverde valora muy positivamente el momento por el que atraviesa el Basquet Coruña, del que, asegura, “está ante una oportunidad histórica” de devolver el baloncesto coruñés a la máxima categoría.
“Hay un grupo de jugadores, aunque no sean de aquí, y hay un entrenador que se han ganado esto que tienen, esta oportunidad”, subraya el extécnico coruñés, quien ejerció la profesión durante medio siglo exacto. “Los directivos han generado el presupuesto más grande de la historia del club, y eso merece un respeto. Se ha fabricado una gran oportunidad para A Coruña. Después de más de cincuenta años. Creo que es el momento de dejar a los jugadores y al entrenador. Ellos, per se, ya tienen la presión que puede generar la situación. Desde fuera, sea quien sea, no debe generarles una presión extra que pueda derivar en algún tipo de tensión”, matiza Castroverde.
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