“Estaba un poco nerviosa, pero pensaba chutar nada más entrar y este gol me da mucha confianza”. Habla Maya Yamamoto (5 de febrero de 1993, Tokio), mediapunta japonesa del Deportivo Abanca. Clave la temporada pasada en el ascenso a Primera Iberdrola, el sábado solo necesitó 14 minutos para marcar gol en su debut esta temporada ante el Rayo Vallecano (3-0).
Tikitora, como se hace llamar en su cuenta de Twitter, es una futbolista diferente: “Tiene algo de magia”, reconocen algunas de sus compañeras. Llegó al Depor en septiembre del 2018 cuando se recuperaba en su país de una grave lesión en la rodilla derecha. “Fue muy duro mentalmente, los primeros meses no podía ni caminar”, recordaba la protagonista en una entrevista para este diario.
Después de pasar por el Valencia y el Zaragoza, con los dos en la máxima categoría, Maya quería volver a España porque se declara enamorada de su fútbol. No era la primera vez que el equipo coruñés se ponía en contacto con ella, aunque en aquella ocasión a la jugadora le sorprendió el interés blanquiazul cuando estaba lesionada: “Manu me llamó muchas veces. Al principio no me interesaba demasiado, pero insistió tanto que acabé aceptando”.
En Abegondo completó la recuperación y, como este último sábado en su regreso, también marcó gol el día que debutaba en Segunda después de 294 días sin vestirse de corto. Muy simpática y espontánea, enseguida se ganó un sitio en el vestuario y, por su trabajo y talento, también en el once inicial. Se convirtió en el arma secreta de Sánchez para la importante victoria de Oviedo para la lucha por el título y, ya en la fase de ascenso, marcó el 0-1 en la eliminatoria contra el Alhama.
Centrocampista de corte ofensivo, destaca por su talento, capacidad asociativa y el golpeo de balón con ambas piernas. Prueba de ello es que ante el Rayo marcó con la zurda, la menos buena. El regreso de Maya, ausente desde la pretemporada por una lesión muscular, refuerza la parcela de tres cuartos, aumenta la competencia en el vestuario y le da nuevas alternativas a Sánchez. La estrella del lejano oriente está de vuelta para quedarse.
Le pierde el pulpo y sueña con jugar un Mundial
Maya no solo está enamorada del fútbol español, también está fascinada con nuestra gastronomía y su perdición es el pulpo. El gol del sábado fue elegido como el mejor de la jornada en una votación del programa En Xogo (Televisión de Galicia) y la mediapunta bromeaba con un posible premio: “Espero que sea un plato de pulpo”. Otra de las delicias que le ha sorprendido es el rape, que en su país no conocía. Por contra, ha jurado que no volverá a probar los callos.
Comparte piso en la zona de Riazor con su compañera y amiga Esther Sullastres, a la que ya conocía de su etapa en el Valencia y el Zaragoza. Vive por y para el fútbol, es habitual verla trabajando en el gimnasio o caminando cerca de la playa y, siempre que puede acude al estadio para animar al equipo masculino. Todavía se sorprende por la grandeza del coliseo blanquiazul y el rugir de la afición.
Empezó a jugar a los siete años en un equipo masculino y reconocía para este diario que “era más divertido porque son más agresivos”. Campeona de la liga universitaria en su país, fue internacional con la selección nipona en las categorías sub-16 y sub-17. Su sueño es debutar en la absoluta y disputar un Mundial, aunque reconoce que todavía le queda un poco lejos.
