Miriam Ríos Barreiro (2 de diciembre del 1987, A Coruña), gran capitana del Deportivo Abanca, cumplió el pasado domingo su sueño de debutar en la máxima categoría. Casi una década después de que una grave lesión de rodilla –se rompió el ligamento cruzado y le retiraron el menisco interno– le apartara dos temporadas de los campos y le impidiera fichar por un ‘Primera’, la central coruñesa se estrenó en la élite en un escenario emblemático para el fútbol femenino español: Lezama. La espera había merecido la pena.
A pesar de ser la futbolista más veterana de la plantilla, Miriam disputó los últimos minutos de la victoria blanquiazul ante el Athletic Club (0-2) con la ilusión propia de una niña con zapatos nuevos. No era para menos. Debutaba en Primera con el equipo de su corazón ante un gigante del fútbol femenino español.
Socia del Deportivo y habitual en Riazor en los partidos del equipo masculino, Miriam es la única coruñesa de la primera plantilla blanquiazul y una de las cuatro jugadoras que iniciaron el proyecto y todavía siguen en el club. Las otras son Teresa, Cris y Nuria.
En verano cobró protagonismo al convertirse en María Pita en la campaña de comunicación del Deportivo de cara a la temporada 2019/20. “Quen teña honra que me siga”, era la frase con la que Miriam, caracterizada de la mítica heroína y ondeando la bandera del club coruñés, finalizaba el épico video. Un motivo más de orgullo para esta deportivista que siempre se muestra cercana, tanto en las redes sociales como en persona, con los aficionados blanquiazules, sobre todo con los más pequeños.
Su vocación le ayuda en esta faceta. Es Técnica Superior en Educación Infantil y está estudiando el Grado de Educación Infantil. Además, cursa el nivel 2 de entrenadora, ejerció de árbitra durante años y trabaja como canguro municipal y particular y como monitora, tanto de animación como de campamentos. Una ‘todotorreno’.
El camino hacia la élite
Miriam empezó a jugar en la calle y, como federada, a los once años en un equipo de niños. En el Orzán debutó en categoría nacional actuando como delantera. Su calidad e instinto goleador despertó el interés de grandes clubes pero la grave lesión de rodilla paralizó su carrera. La coruñesa no tiró la toalla y tras una larga recuperación se reinventó como central a las órdenes de Manu Sánchez en el Orzán. “Con la lesión perdí explosividad y velocidad”, afirmó en una pasada entrevista este diario. Pero lo que no perdió fue la ilusión por debutar en Primera. Un sueño que se acercó un poco más en el verano de 2016 con la creación de la sección femenina del Deportivo, el club de su vida. Miriam recibió la llamada de la entidad blanquiazul y no se lo pensó: “Es el equipo de mi ciudad, al que animo desde que soy pequeña. Jugar en el Depor es la leche”, explicaba en otra entrevista unos meses después de su fichaje. Durante los tres cursos siguientes demostró su jerarquía en el eje de la zaga y su poderío en el juego aéreo y en las acciones a balón parado. Cualidades claves en la corta vida de un Deportivo Abanca que consiguió el ansiado ascenso a Primera Iberdrola el pasado 19 de mayo. Miriam puede ahora disfrutar tranquila de su sueño en un equipo que también está haciendo soñar a todos los deportivistas.
