Bicho, refuerzo de oro para la categoría de bronce
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Bicho, refuerzo de oro para la categoría de bronce

Bicho, refuerzo de oro para la categoría de bronce
El sadense fue uno de los destacados en los primeros amistosos de la pretemporada (Javier Alborés)

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Javier Fernández Abruñedo (20 de febrero de 1996, Sada) es Bicho. Así le apodó su padre cuando era pequeño. Y así le llamaban sus compañeros en la cantera del Deportivo. Es una de las perlas de Abegondo y después de tres temporadas sin vestir la camiseta blanquiazul en un partido oficial, podría hacerlo este domingo con el Fabril en A Malata. Bicho se entrenó el viernes a las órdenes del técnico Cristóbal Parralo y alternará las sesiones del filial con las del primer equipo.

Mediapunta zurdo y de talento, es un jugador diferente. Se crió en el Rayo Sadense y llamó la atención de los ojeadores blanquiazules por su habilidad y delicada técnica. Llegó a Abegondo en infantiles y se destapó en cadetes.

Internacional con las selecciones sub-16 y sub-17, Fernando Vázquez lo reclutó para debutar con el primer equipo a los 17 años, el último curso del Deportivo en Segunda. Jugó ocho partidos –seis de Liga y dos de Copa– en el tramo inicial para acabar la temporada en el Fabril.

Con la llegada de Tino Fernández y la marcha de Vázquez, Bicho emigró a La Masía. Cedido en el Barcelona B, vivió un curso acelerado de madurez en una campaña difícil en lo deportivo y lo personal. Disputó solo 589 minutos repartidos en 18 partidos. Del Barça, al Leganés, donde coincidió con Insua, pero siquiera llegó a debutar. En el mercado invernal dio un paso atrás. Volvió a Galicia para jugar en el Compostela. Jugó 17 partidos y marcó tres goles en un equipo que a su llegada ya estaba condenado al descenso.


El resurgir

El pasado año, como cada verano, Bicho volvió a casa. Se entrenó con el primer equipo y buscó una salida adecuada para volver a sentirse un futbolista importante. La encontró en el estadio de A Malata, aunque en una temporada convulsa para el Racing, con el cambio de entrenador –empezó Míchel Alonso y acabó Tena–, la muerte del presidente Isidro Silveira y los malos resultados deportivos.

Bicho encontró lo más parecido a la regularidad desde aquel 17 de agosto de 2013 que debutó en el Estadio Gran Canaria con la camiseta del Deportivo. El pasado curso jugó más minutos (2126) que los tres últimos entre Primera, Segunda y Segunda B. Disputó 34 partidos –22 como titular, marcó cuatro goles y, lo más importante, volvió a sacar a relucir su enorme talento y entendimiento del juego.

Obstinado y con el sueño de volver algún día a jugar con el Depor –tiene contrato hasta 2019–, los dos últimos meses ha tratado de convencer a Pepe Mel. Uno de los más destacados de la pretemporada y habitual en la gira gallega, brilló contra Cerceda y Pontevedra. No ha sido suficiente y el club le ofreció dos opciones: el Fabril o una salida. Bicho seguirá trabajando en pos de su viejo anhelo. Se queda.

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