“Estoy con la misma ilusión que el día que llegué aquí”
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“Estoy con la misma ilusión que el día que llegué aquí”

“Estoy con la misma ilusión que el día que llegué aquí”
El jugador no descarta continuar en este deporte en el futuro como entrenador | OlaiaNFS

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Marcial Fernández ‘Marci’ es uno de los jugadores más veteranos de la plantilla del Noia Portus Apostoli, pero no por su edad, treinta y tres años; lo es por el número de las temporadas que lleva en la entidad barbazana: once. 

Casi una vida deportiva en el mismo club, pero aún así tiene la sensación de llevar tan sólo “una temporada en él”, porque cada día que vengo a entrenar tengo la sensación de que es mi primera semana en Noia. Estoy con la misma ilusión que el primer día que llegué aquí”.

Al capitán blanquillo le cuesta asimilar no sólo los años que lleva en el equipo al echar la vista atrás, sino “los dieciséis que llevo jugando, porque parece que llevo menos”. Y es que para un apasionado de este deporte como es él “no es algo que me pese; hay gente que con el paso de los años afirma estar aburrida, pero yo, ahora mismo, me siento mejor que hace cinco años”.

Aunque sus comienzos fueron en el fútbol campo, una llamada del antiguo Lobelle a los diecisiete años le hizo probar las pistas y fue algo que nunca más abandonó. Por la sonrisa con la que recuerda sus inicios, parece que esta etapa fue fundamental para dedicarse a este deporte, pues, como él mismo reconoce, en Santiago adquirió la innegable calidad táctica que posee.

“Tuve la suerte de cruzarme en mi trayectoria y, sobre todo en mi etapa formativa como juvenil, con gente muy buena de la que aprendí mucho”.

Marci habla de José Venancio López, hasta hace poco seleccionador nacional, con el que coincidió en su primera etapa en el Lobelle.

“No sólo me enseñó a adquirir las habilidades técnicas sino los conceptos tácticos para entender el juego que enriquece a cualquier jugador”.

Dicho aspecto cree que se ha perdido en la base de este deporte hoy en día ya que “por desgracia cuando ves a entrenar a los niños no hay nadie que les enseñe ni les explique el por qué de las cosas.

Tampoco tienen las sesiones adecuadas para aprender esos aspectos del juego”. 

Su calidad en la pista salta a la vista de cualquiera y así lo destacan sus compañeros, como Carlos Cabo y Quique Caneda, quienes coinciden a la hora de señalar “lo bueno que es en el uno para uno” y admiran su habilidad “para sacar algún recurso de sus pies”. Asimismo, el segundo bromea al afirmar que “es el ‘Ricardinho’ del Noia Portus Apostoli”.

Los mejores del mundo
Hablando de los grandes del fútbol sala, Marci puede presumir de haber compartido vestuario con algunos de ellos como Alemao, Betao, Carlinhos, Ciço, César o Miguel.

“Fueron años muy competitivos, de mucho aprendizaje, pero también muy complicados porque, me atrevería a decir, estaba jugando con los mejores del mundo y al lado de ellos siempre te sientes un poco inferior. No obstante, debo reconocer que era un aprendizaje diario pues yo siempre intenté aprender de ellos e incluso de copiarle cosas”. Al final, reflexiona, “quizá sea esto lo que ha permitido que lleve jugando tanto tiempo”.

En esa amplia mochila llena de experiencias en diferentes categorías, pistas y clubes ha habido buenos y malos momentos. A Marci le cuesta señalar uno y es curioso que de los muchos y buenos que ha podido vivir en el club noiés, a parte de los títulos ligueros ganados en la Segunda División B y los playoff disputados, se quede con “ver la grada llena animando ya desde el calentamiento, a mi familia saltando... y sentir que haces algo ya no sólo por el club sino por el pueblo”.

Quizá sea ésta una de las razones por las que Marci no quiere colgar las botas hasta “los treinta y ocho o cuarenta años”. Pero para ello suceda sabe que debe cuidarse sobre todo en la alimentación pues para estar al nivel de una Segunda División y seguir el ritmo de las sesiones de entreno “o te alimentas bien y descansas o es imposible responder ante la exigencia de esta categoría”.

Vivir del fútbol sala
Marci reconoce que le hubiese gustado vivir del fútbol sala, “pero en España, por diferentes circunstancias, este deporte no te asegura un futuro más allá de los treinta y cinco años, y, como mi madre dice, la vida laboral dura hasta los sesenta”. Por ello, el jugador compagina el fútbol sala con una profesión lo que hizo que rechazase ofertas fuera de Galicia, una espinita que tiene clavada.

“Me hubiese encantado vivir una experiencia así, pero con el trabajo tienes unas obligaciones diarias. Luego, con el paso de los años, ya formas tu propia familia lo que hace que sea complicado irte fuera”.

Pese a ello, Marci no descarta continuar en este deporte en el futuro como entrenador.

“Viendo lo que entrenamos y las enseñanzas de los entrenadores que he tenido, he cogido un poco de cada uno y tengo idea de cómo me gustaría que jugase mi equipo”, explica.

Esta experiencia ya la vivió como monitor de la categoría infantil del Noia hace unos años, de la que le quedó una gran sensación, por lo que “me gustaría trasladar como entrenador mis ideas de juego”.

Pero para llegar a ese momento aún le quedan muchos partidos por disputar.

“Estoy con la misma ilusión que el día que llegué aquí”

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