La figura del brasileño Vinícius Junior, deslumbrante en Anfield y víctima de actos racistas que marcaron los dos últimos derbis madrileños, marca el pulso de un duelo que pretende mantener la belleza futbolística del reciente copero, trasladado a una Liga en la que el Real Madrid tiene necesidad, ante los ocho puntos de desventaja con el líder, y el Atlético de Madrid debe confirmar su mejoría.
Treinta días después de un derbi trepidante, el que regaló el formato de una Copa del Rey a partido único, el gran duelo de la capital está de vuelta al Santiago Bernabéu. La mejor imagen del Atlético de Madrid no le sirvió para evitar despedirse del último título al que optaba.
En LaLiga el Madrid juega sin red. Un tropiezo sabe que ya puede ser definitivo a falta de visitar el Camp Nou.
Invicto en el Bernabéu -siete triunfos y tres empates-, con 22 goles a favor y sin recibir tantos en sus tres últimos partidos ante su afición, Ancelotti se adapta a las circunstancias de un calendario demoledor con hasta ocho partidos en febrero.
Llegan los decisivos y dejan bajas. Las de Ferland Mendy y David Alaba dejan desprotegidos el lateral izquierdo en el que aparecerá Nacho Fernández en su momento de mayor continuidad.
La de Rodrygo deja al Real Madrid sin un jugador que ha sido clave en los dos últimos derbis. Con el tanto que rompió el partido pronto en el Metropolitano y la obra de arte hecha gol que inició la remontada copera. Su ausencia dará entrada a Marco Asensio, si Ancelotti mantiene la apuesta ofensiva de Anfield, o adelantará la posición de Fede Valverde si su deseo es reforzar un centro del campo en el que se perfilan como novedades Aurélien Tchouaméni y Toni Kroos.
Es el mejor momento del curso del Atlético, que llega al Santiago Bernabéu revitalizado, con un margen de error de una derrota en la cuarta plaza impensable hace unas semanas; más cerca que nunca de la tercera posición desde la reanudación de LaLiga, a dos puntos de la Real Sociedad; aún a diez puntos del segundo puesto del Real Madrid y a un mundo -16 puntos- del liderato del Barcelona, pero rearmado con el paso de las jornadas.
Es otro Atlético del que se fue alicaído y alarmado al parón por el Mundial de Qatar 2022, distinto en su rendimiento, en sus resultados y en su propuesta, relanzado con un perfil más ofensivo, con la reacción colectiva y de muchas de sus individualidades y con la elección de Simeone en determinadas posiciones clave de un once que casi ya se recita de memoria.
Ataca más y mejor, con más constancia, con más claridad, con más ambición y con más pegada. Y recibe menos goles. Tan solo ha encajado uno en las últimas cinco jornadas, cuatro de ellas imbatido en la portería de Jan Oblak, que ha recuperado el nivel del pasado. También funciona mejor en la transición en el medio, con Koke Resurrección como figura crucial, y presiona con más decisión en campo rival. Y, sobre todo, gana. Lo fundamental.
Cuatro victorias en las últimas cinco citas, con la única excepción del 1-1 en casa con el Getafe de penalti, reafirman la reacción del Atlético, liderada por un jugador total, Antoine Griezmann, que le ha dado 142 puntos al equipo rojiblanco entre sus goles y sus asistencias en seis cursos y medio de Liga española.