No hay partido que no se genere un debate en la grada del Camp Nou. El último, ante el Getafe, cuando una parte de los aficionados mostró su disconformidad por los continuos pases hacia atrás y el protagonismo de Marc André ter Stegen en la creación de juego.
Por un momento, las gradas del estadio azulgrana vivieron una regresión en el tiempo y recordaron cuando José Maria Bakero, del ‘dream team’ de Johan Cruyff, jugaba hacia atrás para abrir espacio y esa acción generaba inquietud en la grada.
El proceso de construcción del juego del equipo de Quique Setién es muy diferente y en el mismo, quien tiene el papel fundamental, es Ter Stegen.
Ante equipos con la presión muy adelantada, como ocurrió este sábado con el Getafe, el meta alemán ejerce de tercer central con libertad para jugar el balón. Tal y como determina el libro de estilo barcelonista, siempre se elige un pase con criterio, que un balón en largo como ocurría en otros tiempos en los que Messi, Suárez y Neymar podían jugar en ventaja.
Ter Stegen, además de realizar una prodigiosa triple intervención más propia de un funambulista que de un portero de fútbol, batió su récord de pases en un partido (69) y fue tras Busquets, Piqué y Umtiti el cuarto que más intervino.
Por ejemplo, Messi realizó 48 pases, los centrocampistas Arthur o de Jong (66 y 52), intervinieron en el juego menos que el portero alemán, que con este registro mejoró su registro de intervenciones con el pie, que tenía desde la temporada 2016-17 con 62.
Al término del partido Setién disculpó a los aficionados por los silbidos. “Todo es producto de los nervios. Ves que hay dificultades y es normal que la gente, e incluso yo mismo, me ponga nervioso. Esta es nuestra seña de identidad, tratamos de gestionar el partido desde atrás. El riesgo es alto, pero el beneficio también lo es”, insistió tras el partido.
